viernes, 28 de junio de 2013

V I S I O N A R I A S. Parte 2. El Árbol Sagrado.

VIERNES......
POR LA MAÑANA MUY TEMPRANITO
Si, lo sé. Parecía imposible que un grupo de damas de alta sociedad hubiera elegido un fin de semana para marcharse al campo. A un lugar inhóspito para nosotras, curtidas servidoras del asfalto mas recalcitrante de cualquier ciudad del mundo que se precie a tener una milla de oro.
Nos encontramos todas como dijo Margarita en casa de Rita P. El lugar de partida para lo que ahora ella venia a llamar expedición. Sabrá la pobre lo que es aun expedición.
Ni yo misma me lo podía creer. ¿Cómo nos había embaucado a todas en aquella absurda situación?. Y claro la respuesta llego a mi rauda y veloz. De una mujer absurda nace el talento del desinterés de la misma, lo que te lleva a bajar las defensas y verte involucrada más de una vez en situaciones que no deseas.
La limusina Hummer color rosa de Boris Porquicia nos otorgó cierta comodidad. Ni qué decir tiene, que el minibar se agoto antes del primer kilómetro con lo cual Rita P tuvo que sacar refuerzos de vodka de su bolso Loewe. Nos animamos al principio con desgana a cantar canciones como lo hacíamos cuando íbamos de excursión en el colegio, hacía ya la friolera de...mucho tiempo.
Mi abuela La Duquesa Del Pepinillo entonó una canción que al principio nos recordó tiempos pasados, llenos de telarañas y olor a naftalina, pero que cuando tomamos el ritmo a todas nos agradó sobremanera. Cantábamos todas brindando con vodka y sonriendo. Los malos humores de las que no estábamos muy seguras del plan, se había disipado como el humo del puro de Sara Montiel después de esperar al hombre que ella quería.
"Esta mañana muy tempranito
salí del pueblo con el hatito
Y como entonces la aurora venía
yo la recibía cantando como un pajarito:
Esta mañana muy tempranito.

Por los carriles y los rastrojos
soy la hormiguita de los despojos
y como tiene muy buenos ojos
espigo a veces de los manojos.

¡Ay ay ay! qué trabajo nos manda el Señor
levantarse y volverse a agachar
todo el día a los aires y al sol.
¡ay ay ay! qué memoria de mis segador
no arrebañes los copos de mies
que detrás de las hoces voy yo."
Las risas surgieron como las burbujas de freixenet en su mejor spot publicitario. Boris conducí la limusina muy concentrado en el GPS. La ruta marcada era todo un secreto. Minutos antes de subir todas al Hummer Margarita Rotenberger DeSatradivaruis se había encargado de introducir en el navegador la dirección a la que nos llevarían las gruesas ruedas del auto. Osea que nadie, ni siquiera Boris sabia muy bien donde era nuestro destino. Él era un simple un conductor que hacía caso a la vocecita impertinente y martilleante del navegador, y así dos horas con la voz de la mujer que le direccionaba por donde debería seguir el camino.
Dos minutos después de pasar un buen tiempo montadas en la cómoda limusina, aquella voz por arte de magia y gracia dejó de hablar, gracias para mis oidos. Solo pronunció: RUTA INEXISTENTE. RUTA INEXISTENTE, RUTA INEXISTENTE.
Todas, incluso Boris que pegó un brusco frenazo sin avisar, suceso que provocó que todas nos balancearamos al mismo tiempo y en la misma dirección mirando todas al mismo tiempo con recelo y alguna hasta con antipatíca a Margarita Rotenberger.
- Esto dice que no sabe donde estamos.- Contestó Boris Porquicia frunciendo el ceño.
- Pues está claro. Estamos.....en el campo.- Contestó Margarita que se sentía observaba por todas e indefensa ante su metedura de pata. Pero lejos de amedrentarse nos dijo a todas, en un plan muy e aquí estoy yo.- !Pero qué caras son esas¡. Es el sitio correcto que introduje en el navegador. Lo que pasa que cambien la indicación de llegada como ruta inexistente. Para darle cierto suspense a esta expedición.- Y termino con un sonoro: "Zopencas".
- Ahhhhh.- Contestamos todas como corderos.
- Veis ese enorme árbol. Ese es el lugar exacto.- Contesto Margarita. Todas dudamos muy mucho de que acababa de sacárselo de la manga.

EL GRAN ÁRBOL
La verdad es que era un lugar francamente de película de ciencia ficción. Un árbol gigantesco como pocas veces había visto permanecía erguido al amanecer, frente a nosotras como una postal otoñal. Los rayos de sol de primeras horas de la mañana le conferían más magnificencia atrayéndonos a todas a fijar nuestra vista en él, como si el resto del paisaje no existiera, de echo nadie miró otra cosa.
- Nos instalamos aquí.- Dijo Margarita con su pamela Yves sant Laureant color beig colonial a juego con su vestimenta que sin dejar de ser glamourosa era muy de día de campo. La verdad es que todas eramos un calco una de otras. Todas elegimos el beig colonial para tal evento y sendas pamelas. La Duquesa un sombrero con mosquitera que recordaba expediciones antiguas a Egipto.
Colocamos en un "plis-plas" los equipos Superviver MP3000 no cerca del árbol. Teníamos la sensación de que no debería ser molestado. Un árbol tan majestuoso y centenario debía de estar tranquilo viviendo sus días como el rey de la comarca.
- Por cierto. ¿En qué comunidad estamos?.- Pregunte.
- Si eso mismo me pregunto. ¿Cerca de qué ciudad?.- Preguntó Agatha Klein.
- Por el tiempo estimo creo que estamos en tierras manchegas.- contestó La Duquesa.- Pero no hemos visto ningún pueblo o ciudad cerca. !Es raro¡.
- ¿Se puede saber donde estamos?.- Pregunté quitándome las gafas de sol con una asombrosa rapidez, mirando a Margarita, para darle énfasis a mi pregunta incriminadora.
- Está bien. Tranquilas.
- !Tranquilas dice esta¡.- contesto Rita P con una copa de martini entre sus manos enguantadas. Ya casi borracha.
- Bueno, veréis. Creo que no tengo la pajolera idea de donde estamos.- Contesto Margarita como diciendo (Chicas esto es lo que hay y lo que vamos hacer es pasarlo bien).
- Yo la mato. Yo la mato. De esta no te libra nadie.- Grito Rita P que siempre solía ser la más dada al drama urbano.
Mientras que nosotras discutíamos algo que ya no tenia solución y que en cierta manera Margarita tenia razón. Mary Joe y Agatha se fueron alejando abrazadas mutuamente como buscando privacidad. Ahora lo importante era pasarlo bien, ya no tenia mucho remedio.
Rita P Sacó rauda de su bolso de PRADA unos prismáticos ultimo modelo con visión nocturna y miró en dirección donde se dirigía su hija.
- Y esas. ¿Donde van?.- Preguntó como si fuera una madre inocente que no sabía nada de la vida, otorgando a Mary Joe el énfasis de su reveldía.
- !Pues tú que crees¡.- Exclamó Boris Porquicia.- No nos vengas con ese papel de inocente madre engañada por las maléficas acciones de una adolescente descontrolada.- Van a echar un polvazo. Que es precisamente lo que te hace falta a ti.- Acuso con el dedo Boris a Rita P.
- !Seras maricón¡. Yo no necesito sexo. Esa es una faceta de mi vida que he superado francamente bien.
- Con consoladores de treinta centímetros cualquiera supera la situación.- Contesto entre dientes Boris.
- !Será maricón¡. !Te he oído¡.- Apostilló Rita P rellenando su copa de martini con aceituna incluida. Se la bebió de un trago.

EL DESCUBRIMIENTO ATROZ DE LAS VISIONARIAS
Mary Joe y Agatha se tumbaron sobre una manta a cuadros bajo aquel maravilloso árbol. Sus dedos fueron buscando mutuamente los pezones de ambas. Sus labios se mezclaron con una pasión desenfrenada. Ambas miraron a todos lados, las chicas estaban lejos y no podían verlas. No había nadie al rededor. No lo dudaron. Poco a poco se fueron desnudando dejando sus cuerpos de piel blanca a la intemperie del campo.
Una sobre la otra retozaban cuales cervatillos inocentes pero con un deseo carnal de putas. Las chicas se frotaban en un frenesí descontrolado. Los dedos buscaban la delicia de cada una y jugueteaban con ella cada vez con más pasión. Los jadeos de placer fueron subiendo de tono.
- Dios te salve María. Llena eres de gracia. El señor es contigo. Bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús.- Rezaban conparsimonia un gran grupo de mujeres enlutanadas que caminaban por un sendero cuyo asfalto estaba cubierto de piedrecitas.
- !Silencio todas¡.- El grupo paró inmediatamente dejando el rezo al unisono como soldados de un batallón obedeciendo a su sargento.- ¿No escuchan eso?. Ese sonido, esos jadeos, cerca, muy cerca. Allí bajo el árbol sagrado.- Apunto Doña Carmen la visionaria.
Todas acudieron raudas y en tropel dejando la paciencia del paseo y el rezo convirtiendo la avanzada en una apresurada carrerilla hacia el árbol sagrado.
Agatha levantó la cabeza justo cuando llego al orgasmo. Doña Carmen las miraba inquisidora con sus ojos verdes de mirada penetrante dejándolos ver al levantar su velo. La expresión era algo parecido a la muerte.
- !Joder¡.- Exclamó Mary Joe. Y estas ¿de donde han salido?.
- ¿De donde hemos salido?, putas de babilonia. Fariseas bolleras del diablo.- Contestó Doña Carmen. Se giro lentamente hacia el grupo de mujeres totalmente enlutadas y dijo.- E aquí los diabólicos mensajes de Satanás.- Furcias¡¡¡¡¡.- Les gritó a las dos chicas que a toda prisa se vistieron.
- ¿Cómo habéis osado retozar como putas de satanás bajo nuestro árbol sagrado donde la Santísima Virgen María se me apareció a mi misma una mañana de verano?.¿Donde con su santa palabra me comunicó mi misión en la tierra?. ¿Donde mi alma, cuerpo, mente y corazón se quedaran con ella para siempre?.
- !Putas¡. Hijas del Leviatán !!!!!.- Gritó el resto del grupo de visionarias.
- Cogedlas.- Grito Doña Carmen.- Brujas ardientes de pecado. Seréis recompensadas por vuestros actos y por la terrible humillación que habéis cometido retozando con vuestro sexo bajo el árbol sagrado.

Las chicas preparaban el desayuno que consistía básicamente en una copa de coñac o Pernod y unos pequeñísimo dulces para acompañar los zumos subidos de alcohol.
- ¿Que diablos pasa bajo el árbol?.- Dijo Boris mirando por sus prismáticos sacados del equipo Superviver MP3000. Hay un grupo de señoras todas enlutadas y están agarrando a Mary Joe y Agatha. ¿Pero que es lo que sucede?.
- !Cómo dices¡.- Exclamo la Duquesa del Pepinillo siempre alerta.
- Unas señoras enlutadas están, Oh dios mio. !Están atando a Mary Joe y Agatha¡.- Exclamó Boris aterrorizado y sin comprender aquella extraña situación.
- Rápido chicas. Hay que ir hacia el árbol.- Gritó La Duquesa Del Pepinillo.
- ¿Pero qué pasa que no puede una desayunar a gusto un día de campo country?.- Pregunto como si tal cosa Margarita.
- Vamos, rápido. Se las están llevando.- Contesto asustado Boris.
Todas dejamos las copas sobre una mesita auxiliar y nos dirigimos lo más rápido que nos dejaba nuestros zapatos de diseño y aquel sendero repleto de piedrecillas.
- Alto señoras.- Grité totalmente asfixiada por la carrera desde el campamento hasta el árbol.- ¿Qué es lo que están haciendo?. !Están atando a dos chicas¡. ¿Las están secuestrando?. Porque eso es lo que parece a simple vista.- Hable con la respiración entrecortada.
- !Y ustedes de donde salen¡.- Exclamó Doña Carmen con una sonrisa malévolamente antipática.
- Yo soy la madre de esa chica.- Dijo Rita P notablemente borracha.
- Y yo soy el representante de esa otra.- Contestó Boris.
Doña Carmen se acercó al grupo lentamente. Los miró una a una, posando nuevamente sus ojos verdes sobre ellas. ¿Quien era aquella gente tan peculiar?.- Se preguntó para sí misma.- Con aquellas vestimentas tan estrafalarias y vergonzosas. Se fijo en los pechos abultados de Margarita Rotenberger.
Margarita notó la mirada de Doña Carmen posada sobre sus senos.
- Eh oiga¡¡¡¡¡ Que son naturales Eh.
La Duquesa del Pepinillo llegó la última debido al ligero dolor de piernas que le producía andar unos metros de más. Miró aquel cuadro sorprendida y sin explicación posible a lo que estaba viendo. Un grupo numeroso de mujeres enlutadas sostenían a Mary Joe y Agatha Klein como presas. Y a su lado una mujer alta, de pelo moreno y unos enfermizos y a la vez magnéticos ojos verdes.
- Señora creo que todo se trata de un tremendo error.- Dijo la Duquesa a Doña Carmen.- Estas chicas no han hecho nada malo. 
- ¿Nada malo?.- Pregunto Doña Carmen.- ¿Nada malo?.- Repitió con rabia.- Estas zorras han copulado bajo nuestro árbol sagrado.
- ¿El árbol es suyo?.- Pregunto La Duquesa.
- Si, el árbol es nuestro.- Esta vez contestaron las visionarias enlutadas. Todas adontaron la postura de brazos en jarras.
- Efectivamente. Es nuestro árbol sagrado donde la Santísima Virgen María se me apareció para portar la palabra al mundo entero de Jesús su hijo.- Doña Carmen miraba y se comportaba con la Duquesa del pepinillo con cierto recelo, parecía ser que aquella señora mayor era la más inteligente de aquel grupo de estrañas mujeres de tacón alto y pamela.
- Bueno está bien el árbol es suyo. Pero suelten inmediatamente a las chicas.- contesté yo harta de tanta locura. Si aquellas mujeres enlutadas se pensaban que podrían hacer lo que les viniese en gana estaban muy equivocadas.
Una de las mujeres enlutadas salió de detrás de las chicas apresadas. Se dirigió lentamente hacia donde nos encontrabamos.
- No comprenden verdad.- Su voz sonaba de ultratumba. No se expresaba normalmente pues lo dijo con toda la seguridad del mundo.- Doña Carmen es la visionaria de la Virgen María que entre otras cosas le trasmitió que el sexo era algo que a Dios nuestro padre no le gustaba de su rebaño en la tierra. Doña Carmen es una santa que nos ha guiado a todas hacia la luz. Una luz llena de amor y fraternidad hacia el prójimo.
- Joder. ¿Ya estamos otra vez con santas?.- Contestó Margarita Rotenberger quitandose la pamela de Versace.- Miren, no se trata de una negociación. Esto no es normal. Suelten inmediatamente a las chicas y nos iremos por donde hemos venido. Este sitio apesta a incienso.
María Dolores, la mano derecha de Doña Carmen, la mujer que había salido detrás de las visionarias enlutadas y había explicado brevemente una estrambótica fantasía religiosa se enfrento a Margarita.
- !Puta zorra¡. Apresarlas a todaaasssssss.- Gritó con rabia. Doña Carmen asintió con la cabeza como aprobando la orden dada por María Dolores.
- Ustedes no entienden nada verdad.- Habló Doña Carmen mientras un gran grupo de enlutadas visionarias amordazaban a todo nuestro grupo .- No saben nada. Creen saberlo todo pero no saben nada. La santísima Virgen María me dio las instrucciones para salvar al mundo de personas casquivanas como ustedes. Llegan de la ciudad y piensan que se pueden comportar como lo hacen allí. Con sus ceremonias de hipocresía, necedad, mentiras y lujuria. No entienden nada. Y jamas lo entenderán. Somos pocas las agraciadas con la palabra y visiones de nuestra Señora y ustedes son almas descarriadas llegadas como de otro planeta a nuestras tierras, tierras de paz y amor. Aquí quien manda soy yo.- Doña Carmen nos miró a todas una vez ya bien amordazadas.- La virgen María me otorgó ese poder y ya lo ven en la circunstancia en la que se encuentran. Yo soy la visionaria, yo soy la elegida por la Santísima. Yo soy la palabra de Dios hecha carne......... Vayamos al pueblo.- Doña Carmen hizo un gesto con la mano alzándola y dirigiéndola hacia el norte donde se encontra el pueblo.
- Espero que tenga un buen abogado. O que lo que está diciendo se pueda confundir con una sobre dosis de rivotril. Porque pienso demandarlas a todas.- Contestó Rita P al tiempo de preguntar donde habia dejado su copa de martini.
- !Pero es que están locas¡. Qué sarta da tonterias dice: Que si la palabra de un todo poderoso, que por cierto no será muy poderoso porque no está en mi agenda del IPhone. Que si la jefa de todo. Pero que se ha creído esta hortera de pueblo que de seguro no ha echado un polvo desde hace años.- Espetó Margarita muy molesta con las ataduras.
- Señora piense en lo que está haciendo.- Le propuse con serenidad.- Vaya buscandose como dice mi amiga un buen abogado.
Doña Carmen detuvo la marcha hacia el pueblo. Todas las enlutadas visionarias pararon como si los pensamientos de Doña Carmen se trasmitieran por su solo pensamiento.
- ¿Pero es que acaso creen que van a volver?


Continuará........

Dedicado a:
Belén Pascual Expósito
Mercédes Fernández Moya
Cabe Tébar Gil.
Sin ellas Macarna Govanntes sería menos Macarena.
Un beso siempre repleto de un rouge Chanel fascinante.
Muchas gracias Chicas !!!!!!. 
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