domingo, 10 de noviembre de 2013

DESESPERADAMENTE RITA P. Cornuda Y Ansiolítica.

UN ENCUENTRO MARAVILLOSO Y CASUAL
Esa mañana me dirigí a la agencia de viajes después de desayunar ligeramente, creo que olí un poco la taza de café y mordisquee una pequeña pasta de té. Estaba deseando regresar a Nueva York y reencontrarme con todas mis viejas y fieles  amistades, artistas, actores, escritores, modelos. Estaba saturada de un Madrid cada día más aburrido. Sólo en Chueca había lo que la peña denomina "Ambiente" (Creo que se refieren a cuando te lo pasas muy bien en un local de última moda).
La agencia se encontraba en la Gran Vía. Ese día conducía yo misma el mercedes negro. Jhon Expósito mi chofer tenia el día libre, incluso me gustó aquella casualidad, tenía ganas de conducir.
La chica de la agencia, como todas las chicas que se precie que trabaje en una agencia de viajes, estaba radiante incluso con su uniforme color rosa y pañuelo anudado al cuello color violeta. Su simpatía me recordaba a los días en que yo acudía al Prozac para levantar ánimos y al chinchón para quitar el mal sabor del medicamento. (¿Pero si el Prozac no huele a nada?. Preguntó extrañada Mila Jorovovich mi fiel asistenta).
- Querida Mila tu no sabes nada de este tipo de medicamentos por suerte. Tu vida es plena y no tienes problemas. Yo lo tomo con chichón para aumentar el efecto, claro que no huele, ingenua.
- ¿Que no tengo problemas?.- Contesto con su fuerte acento de países del este.
Miré a Mila y sonreí.
- Cobras muy bien querida y no te hace falta nada. Vives aquí. No tienes que pagar hipotecas ni alquiler. ¿Que más se le puede pedir a la vida?.- Contesté mientras olía mi taza de café recién hecho.
- Por ejemplo desearía que sus locuras desaparecieran. Me estresa usted y sus amigas.
- Ah Mila, me confirmas la carencia de problemas en tu vida.
- Y luego está lo sola que me encuentro señora. Que no llega el amor deseado, una buena mujer que cuide de mi.
- Minucias Mila. El amor mata.
La chica de la agencia de viajes, alegre como unas castañuelas me hizo todos los trámites para pasar un mes en Nueva York. Como siempre me alojería en el hotel Waldorf Astoria. En una de las suites más exclusivas del hotel. Siempre me gustó el Waldorf pues allí pasamos momentos felices, mi abuela La Duquesa Del Pepinillo Siempre Tieso Martínez De Espumosa Batida, de los Batida de toda la vida.
En el momento que la feliz chica Prozac de la agencia de viajes me entregó el billete, la puerta de la agencia se abrió. Miramos las dos, la oficinista y yo, a la dama que entraba por la puerta. Sus zapatos Manolo Blanik hacían un sonido maravilloso sobre el mármol gris de la agencia. Vestía con chaqueta color negro, una blusa color crema con unos siempre eficaces pantalones Givenchy color gris. Su gafas de sol le daban un toque retro años sesenta y su perfume el inconfundible CoCo Chanel.
La elegante mujer se quitó las gafas y dejó ver sus ojos color azul y su perfecto maquillaje. En ese momento tuve la sensación de que la conocía pero no podía recordar.
- Buenos días.
- Hola buenos días señora. En cinco minutos estoy con usted. En esta agencia somos rápitas, eficaces, ambles, simpáticas.
- Y un pelin viciosas adictas al Prozac. Contesté.- La chica me miro extrañada, para ella lo que acababa de decir era la pura verdad. No comprendió la ironía pero aquella mujer tan estilosa si que reconoció el toque descarado e irónico de mi personalidad al momento.
- !Macarena Govanntes¡. ¿Es usted Macarena Govanntes?.- Pregunto aquella dama.
- Si, yo misma. Encantada pero no tengo el gusto de conocerla.
- !Cómo que no tonta¡. ¿No te acuerdas?. Soy Rita Petuny Pelsiball. Tu fiel amiga del colegio católico de monjas en Suiza.
- !Dios Santo. Rita P¡.
 

PERSIGUIENDO A "MISS TETAS SILICONADAS".
Después del maravilloso casual encuentro hablamos durante unos minutos sobre qué había sido de nuestras vida. Primero comencé yo relatando lo magnifico que me iba todo en la vida, dinero, amor salud, belleza a golpe de bisturí. En ese momento noté que Rita P estaba intranquila. No dejaba de mirar todas las mesas de la agencia. La chicas seguían trabajando con sus clientes. Unos querían ir a Disney World París (algo que jamás comprenderé). Otros a la India, Otros a tomar el sol a Punta Cana (Me horrorizaba. Todos los recién casado iban a ese tipo de sitios). ¿Pero es que no había nadie con un plan de vuelo decente?. Por ejemplo una escapada a Milán para conseguir nos trapitos. Unos días en la semana de la Moda de París. Visitar los Emiratos Árabes (Abu Dabi, Dubái), donde el lujo era de lo más exquisito, pues no, preferían pasar cinco apestosos días en Disney World rodeados de trabajadores mal pagados disfrazados de personajes de la Disney con trajes comidos a piojos y los niños saltando, chillando, brincando como si se hubieran pasado de la dosis recomendada de Rivotril.
Como resulta que Rita P parece ser estaba en otro mundo. Lo supe cuando le dije que se había operado la nariz y que se le había quedado como a Barbra Streisand y ni siquiera hizo caso al comentario, solo miraba a las señoritas azafatas de la agencia que trabajaban como hormiguitas.
- ¿Me estas escuchando Rita?.
- Oh, si, si. Barbra Streisand es lo más de lo más. Un poco cateta al vestir la he visto yo siempre. Pero no cabe duda de que tiene una voz portentosa.- Contesto Rita P sin dignarse a mirarme a la cara.
- ¿Te ocurre algo querida Rita?.- Le pregunté tomándola de los brazos para sacarla de aquel estupor. ¿qué diablos buscaba. Porque lo que estaba claro es que allí había ido no precisamente para sacar billetes de avión para Milán. A aquella agencia la había llevado la desesperanza.
- ¿Por qué no te vienes conmigo unos días a Nueva York y te despejas?. Me temo que te hace falta. Estas pálida y ahora de cerca puedo notar tus ojeras camufladas bajo esa base blanca hidratante Biother. Nos alojaremos en el Waldorf Astoria.
Rita P dejó de observar a todas las chicas de la oficina. Había un puesto de entre los muchos que ocupaban las chicas que se encontraba vacío. Al verlo suspiró.
- Me vas a contar que es lo que te pasa. Recuerdas el juramento que hicimos cuando estábamos atrapadas en el colegio Suizo. Ayudarnos entre nosotras hasta si hacía falta, la muerte.
- Eso eran cosas de chiquillas- Contestó Rita P bajando la cabeza. Unas lágrimas se le escaparon, eso sí, el maquillaje eran tan de buena calidad que ni el rimmel se le corrió.
- Pues yo no lo recuerdo así. ¿Te acuerdas de aquel día que fuimos a las playas de St Tropez?. ¿Recuerdas el pacto de sangre de hermanas?.
Rita P alzó la vista al frente y como ensimismada creo que regreso a nuestra adolescencia y recordó todo lo que yo le estaba diciendo, parecía que su vida no había sido como ella la había planificado. Algo le sucedía, algo más normal, simple y cotidiano de lo que yo me imaginaba.
- Si. Recuerdo aquellos días en la playa. Recuerdo los juramentos. Las fiestas. Incluso mi primer amor lesbico. Aunque nunca llegamos ni a tocarnos una teta. Amanda Velvetine y yo nos enamoramos como locas la una de la otra y eso que juro no ser lesbiana, pero chica ya sabes las hormonas a esa edad están dispuestas a probar de todo.
- !Uy¡. !Qué me vas a contar a mi¡. Yo si que me acosté con Amanda..
- ¿Que te follastes a Amanda?. La muy zorra. Y a mi solo caricias y a ti te entrego con toda seguridad su virginidad. Ya es que ni te puedes fiar de las lesbianas, ni de las amigas, ni de nadie. Vamos yo estoy flipando.
Rita P estaba demasiado indignada como para referirse a mi escarceo sexual con Amanda en St Tropez. Algo le sucedía pero el problema de Rita P, desde joven, había sido su hermetismo, su introspección, su aislamiento sentimental..
- ¿Me vas a decir que es lo que te a traído a esta agencia?. ¿O me vas a obligar a sacártelo a bofetadas?.
Rita P se quitó el sombrero y me miró directamente a los ojos. Le costaba expresar su dolor, contar sus intimidades.
- No he venido aquí para contratar un viaje. He venido aquí porque una de estas chicas jóvenes, hermosas, bellas, de pechos operados, está liada con mi marido.- Una vez lo soltó todo, comenzó a sollozar.- Dios mió nunca pensé que esto me pasaría a mi. ¿Y ahora que hago?. Si me pide el divorcio me veo en la ruina.
- ¿Dices que una de estas chicas que trabaja en la agencia de viajes esta liada con tu marido?.- Pregunté incrédula. ¿Cómo podían ser tan ceporros los hombres. Cómo se podían dejar engañar por una tetas siliconadas. Aquellas chicas, la mayoría de chicas que le habían quitado el marido a mis amigas, iban tras el dinero de ellos, no tras su pene fabuloso, o su belleza masculina de torso Apolíneo.
- ¿Ves esa mesa donde no hay ninguna chica trabajando?.- Me preguntó Rita P.
- Si, pero eso no quiere decir nada.
- Esa mesa está vacía de diez de la mañana a dos de la tardes. El Dueño de esta agencia es intimo de mi marido. Su esposa me lo ha contado todo.
Inmediatamente abrí mi bolso Loui Vuitton y rebusqué en el fondo unos cuantos tranquilizantes. Rita P se encontraba en un estado deplorable, asustada, nerviosa, sin saber qué es lo correcto que debería hacer. No dejaba de mirar la mesa vacía y se imaginaba que ahora en aquel preciso instante su marido se estaba acostando con aquella rubia hija de puta roba maridos multimillonarios.
- Tomate esto. Te sentirás mejor. Le ofrecí lo único que pude encontrar en el bolso. Un par de Orfidales.
 - Ahh mira lo que he encontrado también. Una botellita de esas de minibar de ginebra. !Mira, la fabulosa Tanqueray¡.
Rita P ni siquiera miró las pastillas, ni cuantas eran, creo que si le hubiera dado toda una tableta se las hubiera tomado igualmente. También tomó veloz la pequeña botella de ginebra y se la zampó de un trago para hacer más fácil el paso de las pastilla por la garganta. Comenzó a sentirse mejor, mas despejada, incluso lúcida.
- Esa maldita cabrona. No pienso perder a mi marido.- Dijo con fuerzas renovadas.- Macarena. Tienes que ayudarme.
- Por mi encantada, no tengo nada mejor que hacer. Además ya te he recordado nuestro juramento. Ayudarnos si hacía falta hasta en la muerte.
- No, no creo que vaya a necesitar un asesino a sueldo.- Contesto Rita P con cara de estar pensando. Con cara de mujer intrigada que ve cómo su bienestar social se puede ir al garete por culpa de un visturí un poco de silicona y,  para que engañarnos, un cuerpo de mujer con veinte años menos que ella.



ELABORANDO DESESPERADAMENTE UN PLAN DE ATAQUE !!
Llegado a aquel punto decidí por Rita P elaborar un plan de ataque. Le preguntaría a la chica Prozac de la agencia donde se encontraba la chica que ocupaba aquella mesa vacía de diez de la mañana a dos de la tarde. Por supuesto Rita P no quiso formar un espectáculo allí ante toda aquella gente.
- !Eh oye¡. Yo no voy por ahí montando escándalos.- Contesté reprochandole su actitud.- Soy una dama de alta sociedad me debo al qué dirán.
Disculpa Macarena estoy tan nerviosa.- Contestó Rita. Sus disculpas sonaban sinceras pero eso no me importaba a mi, a mi lo que verdaderamente me importaba es que ante mí tenia una mujer destrozada, una de mis mejores amigas estaba a punto de perderlo todo, su marido, su estatus social, su dignidad como mujer. Eso si que me molestaba.
Me dirigí hacia la chica de la agencia. Me senté nuevamente donde minutos antes estaba contratando el viaje a Nueva York.
- Señorita.
- Si, dígame.
- Usted me podría decir donde esta su compañera.- Señale con el dedo la mesa vacía de la agencia.
- Eso me temo que es imposible.
- Está bien. Si no puede decírmelo estoy segura que todos estos clientes me estarán agradecida de saber que están contratando viajes de la peor calidad posible.- La última frase la dije levantando solo un poco la voz.- Puedo decirlo más fuerte si me apetece y hoy me siento muy de gritar como las locas.
- Bárbara está ahora en el despecho del señor Mario, propietario de la agencia.- Contesto la chica ruborizada sabiendo que yo era absolutamente capaz de montarle un espectáculo allí mismo. Y no estaba nada equivocada. Lo que le dije a Rita que yo sería incapaz de montar un espectáculo era simplemente para que dejara actuar a la mujeres de mundo que saben lo que se hacen.
- Pero señora. Ahora mismo no puede entrar en el despacho.
- Ah ¿pero está el director aquí?. Pregunté con una ligera sonrisa.
- Eh, bueno, si. El señor Mario se encuentra en su despacho ahora mismo.- Contesto la chica sabiendo que había metido la pata hasta el hilillo del tanga.- Pero no puede molestarlo. Está de reunión. Una reunión importantísima.
- No me diga más. Bárbara está dentro del despecho  con el. Se lo está beneficiando.- Comenté como si hubiera adivinado el futuro cuando en realidad solo era la destreza que daba ser cada año un poco más vieja, si, pero también más hija de puta, así que salia ganando.

DESCUBRIENDO A MISS BÁRBARA PECHOS OPERADOS Y A DON MARIO ADICTO A LAS FELACIONES.
Rita P escuchó toda la conversación y no llegó a comprender nada. ¿Si la secretaria de la agencia de viajes llamada Bárbara estaba con el director de la agencia?. ¿Por qué la mujer de Mario le había dicho que Bárbara estaba liada con su marido?. No comprendia nada. Yo por el contrario lo comprendí todo. Una mujer desesperada es más peligrosa que un gato con uñas afiladas metido en una caja de latón siendo golpeada sistematicamente. Cando abres la caja puedes decir adiós a tu cara de porcelana.

 INVESNTIGANDO DESESPERADAMENTE.
Para mi estaba todo claro como el agua. Para Rita P estaba todo bajo una capa de niebla. No comprendía que ciertas mujeres utilizaban a otras como cebos. A Rita P y a mi por error nos habían convertido en cebos. La señora esposa de Mario el Jefe de aquella agencia de viajes nos había utilizado como señuelos como testigos de la infidelidades de su marido. Vaya, pensé, esta si que es una mujer de mundo. Atando cabos para pillar la mejor parte del pastel del divorcio.
- ¿Que dices Macarena?. Me preguntó Rita P ya que mis pensamientos se convirtieron en palabras.
- Tu amiga te ha tendido una trampa. Quería tenerte como testigo de que su marido le es infiel. Y sin querer se encuentra con dos testigo, tú y yo. Maravillosa jugada la de su señora.- Me dirigí hacia Don Mario que asistía catatonico a toda la maquinación de su esposa. Ya estaba viendo como sus cuentas bancarias, pisos, chalet, coches y barcos iban desapareciendo y pasando a ser parte de su esposa tras el divorcio.
- ¿Pero entonces quien se acuesta con mi marido?.- Pregunto Rita P a los presentes en el despacho.
- Creo que yo se quien se acuesta con su marido.- Contesto la secretaria recepcionista Bárbara todavía a horcajadas sobre Don Mario. 
Todos miramos a Bárbara que solo vestía con ropa interior de color negro y el pañuelo insignia de la compañía anudado al cuello, se ve que eso le excitaba a Don Mario.
- ¿Con quien?.- Preguntó Rita P con fuerza, dispuesta a salir de allí con el nombre de la amante de su marido.
- Pues muy fácil señora. Con la Señora Adela Marquez, esposa de Don Mario Marquez.- La secretaria miró a su jefe, este a la vez abrió la boca con perplejidad al igual que lo hizo Rita P.
- !Una de mis mejores amigas¡.- Exclamó Rita P.
- !Uno de mis mejores amigos¡- Exclamó Don Mario.
- Ah venga no me sean mojigatos. Todos sabemos que los cuernos el noventa por ciento se encuentran dentro de la zona de amistades del o la susodicha.- Contesté.- Ahora lo que tenemos que hacer es cómo solucionar esto. Si contamos a Adela que hemos pillado a su esposo en plena faena con esta jovencita su plan le habrá salido perfecto. Si le contamos que sabemos que es ella la amante de tu marido (dije mirando a Rita P) lo negará ya que no tenemos pruebas. Y tu marido te llamara loca histérica que es lo normal en estos casos. La cuestión es. ¿Que es lo mejor que podemos hacer?.
- Ay Dios mio. Si difícil es saber que a una la desplaza otra mujer en su propia cama. Peor es asegurar quien es. Todo esto me pone nerviosa, ansiosa, desquiciada.
Rebusqué en mi bolso y le di otras dos tranquilizantes.
- Toma te sentarán bien
- !No será ya mucha la cantidad¡.
- Ah no digas bobadas.
Rita P se tomó los tranquilizantes. Soltó una pequeñas lágrimas, dudo que le quedasen más y se sentó en el sofá de piel que tenia Don Mario en su despacho.
- Lo sigo amando.- Fue lo único que pronunció.


UNA MUJER HISTÉRICA, UN GATO DEGOLLADO, UNA HIJA REBELDE Y UN DOSSIER EXTRAORDINARIO.
Cuando la criada de la señora Adela nos abrió la puerta se encontraba bajo un estado de nervios impresionante, no pudo gesticular palabra sólo nos señalo al fina del gran pasillo de la casa donde dos voces de mujeres se podían escuchar perfectamente.
Rápidamente nos dirigimos hacia el salón de la casa de Adela, amante del marido de Rita P. La curiosidad mató al gato cuando al entrar en el salón pudimos ver a la señora Adela delante de una ventana y su vestido blanco vaporoso flotando por la brisa que entraba y frente a ella una joven vestida de colegiala y algo tremendamente curioso, la chica no llevaba puestos unos zapatos típicos de colegiala, llevaba puesto una elegantes zapatos de PRADA.
- !Mary Joe¡.- Exclamó Rita P al ver a su hija con un cuchillo en la mano, ensangrentado.
- Me quedo muerta.- Contesté tremendamente pasiva, yo también había tomado unos cuantos ansiolíticos salidos del bolso.
- !Es mi hija. Mary Joe¡.- Continuaba exclamando Rita P al borde del desmayo.- ¿Y esa sangre Mary Joe, de donde ha salido esa sangre?.
- La señorita Adela tenia un gato negro. Ya sabes lo que odio los gatos negros.- Contesto con una fría sonrisa Mary Joe.
- Así que tienes una hija y no me habías dicho nada.
- Macarena por Dios y eso que tiene ahora que ver. Mira el cuadro que tenemos enfrente.
La señora Adela estaba completamente aterrorizada. Frente a ella, sobre una mesita de té había un dossier y un bolígrafo sobre el.
Mary joe dejó el cuchillo caer al suelo, el sonido metálico y la imagen del gato degollado horrorizo a Rita P. ¿Que es lo que había hecho su hija?. ¿Iba a matar a Adela?. ¿Se había vuelto loca?.
- Cariño, si eres tan amable de contarnos todo lo que pasa aquí. A tu madre le va a dar algo.- Dije dirigiéndome hacia el cuchillo.- Pues si es sangre de verdad.- Confirme.
- LLevense a esa loca de mi casa. Ya tiene lo que ha venido a buscar, ahora por Dios Santo llevensela.- Gritaba Adela tapándose la boca pues estaba a punto de vomitar, el gato degollado se encontraba a sus pies.
Mary Joe se dirigió a la pequeña mesa de té y tomo el dossier en sus manos, antes se limpio la sangre en la falda a cuadros del colegio y se lo entrego a su madre.
- Papá ya ha firmado también. Estamos a salvo.
Rita P y yo nos miramos. Mary Joe desapareció a lo largo del pasillo, el único sonido que la acompañaba era el de sus tacones de Prada.
- ¿Que es esto?.- Pregunto todavía descolocada Rita P. Aquella inesperada situación más la ingesta de ansioliticos acompañada con dos o tres botellitas de Tanqueray la hacían estar flotando como si de un mal sueño se tratase. Pero Mary Joe no había provocado un mal sueño. Había salvado el futuro de su madre y el de ella misma.
Tomé el dossier y comencé a leer. Mis carcajadas se pudieron oír a varios kilómetros de distancia, aquello era alucinante.
Mary Joe hija de Rita P de dieciséis años había conseguido que tanto su padre como la amante de este firmasen una declaración jurada de su adulterio. El padre de Mary Joe esposo de Rita P había firmado un acuerdo de manutención extraordinario. Mary Joe y su madre se quedaban con más del cincuenta por ciento de las propiedades una vez Rita P pidiera el divorcio.
- !Cielo santo¡. ¿Donde habéis educado a la niña?.
- En un colegio de monjas.- Contestó Rita P sin saber todavía lo que contenía el dossier.
- Ah, siempre lo dije. Si quieres ser un ave de rapiña, más lista que el hambre y sin escrúpulos. Matricula a tus hijos en un colegio de monjas. Mis padres también lo hicieron gracias a Dios.

FIN......


- Señora Adela.
- !Aaaahhhh¡. !Coño Qué susto¡.- Gritamos Rita P y yo.
Mary Joe se encontraba en la entrada del salón de la casa de la señora Adela. Sostenía sobre su mano derecha un acha de cocina, reluciente.
- He visto fuera un perrito monísimo. Y antes de cometer una......locura, me gustaría pedirle un último favor.
Adela aceptó con un movimiento de cabeza, estaba aterrorizada.
- Por favor no le hagas daño a mi pequeño Pupy.
- No hará falta si me complace en lo que le voy a pedir.- contestó Mary Joe jugueteando con el acha de cocina.
- Oye Rita P. ¿Estais seguros de que era un colegio de monjas?. ¿O una especie de escuadrón de la muerte?.- Pregunté a Rita P.
- !Yo estoy asombrada¡. Da me más.- Se refería a ansioliticos y ginebra.
- Que es lo que tengo que hacer.- Contestó la señora Adela.
- Vera, tengo una extraña fantasía con los zapatos.
- ¿Y?
- Chúpeme el tacón.
- Dios qué sádica.- Conteste.- Esta chica tiene futuro.
Supuestamente todo había terminado con un final feliz. Pero quien jugaba al sufrimiento, quien jugaba al juego de lágrimas era Rita P.
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