CHARLAS ESPIRITUALES DE LA HERMANAS DEL CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA MARÍA AUXILIADORA DEL PECADOR TEMEROSO DE DIOS.
Las hermanas del convento andaban un poco revolucionadas. Los ingresos que había proporcionado esa semana Sor Agatha las había sacado de la quiebra. Podrían resistir unos meses más pero todas ellas veían palpablemente el empeoramiento de Sor Agatha. La joven se encontraba como perdida. Apenas hablaba con sus compañeras y se pasaba todo el tiempo encerrada en su celda.
Sor Magdalena la pastelera oficial afirmaba que al entrar a la celda de la joven olia a santidad y a Jack´s Daniels.
- ¿Jacks Daniel´s?.- Pregunto Sor Angustias.- Pero si eso es una colonia de hombre y aquí no entra nada más que el Padre Raimundo para confesarnos a todas.- Preguntó incrédula.
- Calla, que no sabes nada de la vida. Es whishey. Sor Agatha bebe para olvidar el suplicio que le a mandado el señor. Algunas veces pienso por ese calvario que debe pasar cada vez que va a la penitenciaria.- Pensó Sor Magdalena sin querer pronunciar en realidad lo que había dicho.
- Debe de ser terrible. Violada por proscritos enfermos sexuales. Y ese olor a hombre que te penetra hasta las entrañas debe de ser el olor del macho cabrio de Satanás. No sé lo que tiene pero te hace sentir cosquillas en el cuerpo.- Confeso Sor Angustias.- El padre Raimundo tiene ese peculiar olor pero el es siervo del señor y no pecador.
- Debería acabar todo.- Contesto Sor Piedad.
- ¿A que te refieres?.- Pregunto Sor Mila la tesorera del convento.
- Sor Agatha debería pasar a mejor vida. Solo está en ella para sufrir y cada vez es peor.- Contesto Sor Piedad tirando la colilla de porro y luego enterrándola debajo de un rosal seco.
- ¿Eso que es, tabaco?.- Preguntó Sor Angustias la más ingenua de todas.- Pues huele muy raro, huelo como...
- A mariguana.- Contestaron todas al mismo tiempo.
- Mujer es un porrillo de nada, me relaja y me abre el apetito. Con estos tiempos de incertidumbre estoy de los nervios y pierdo peso constantemente. El porro me abre el apetito.- Contesto Sor Piedad.
- Aveces me desconcertáis.- Contesto la tesorera del convento Sor Mila.- Parecéis monjas pero solo por las habitos. ¿Qué formas son esas de llevar una espiritualidad que te eleve a los confines del poder del corazón de Cristo?.
- Hermana Mila. Ve aquellas plantas verdes tan hermosas y relucientes.- Dijo Sor Magdalena señalado unas plantas verdes, altas y bien cuidadas que se encontraban al fondo, casi escondidas de la vista.- Bien pues eso es Mariguana. ¿Y sabe a quien pertecene y las cuida con mimo?.
-. Supongo que la viciosa de Sor Piedad.- Confeso la hermana tesorera.
- Pues se equivoca. Son de la hermana superiora Alfonsina. Y además, ¿Sabe que toma ansioliticos?. Esa paz interior que lleva todo el santo día no es normal con el cuadro que tenemos. Una vez la pude ver como sacaba de su cajón del escritorio del despacho unas pastillas. A los pocos días mientras ella estaba en maitines me escapé y con la paleta de rellenar las Delicias de Santa Mónica abrí el cajón y me tome una. No sabe usted que paz encuentra. Dios existe hasta en los medicamentos hermana, de eso puede estar usted segura.- Miro fijamente a sor Mila quien no daba crédito a lo que estaba escuchando.
- Si.- Pronuncio a secas sor Margarita.- La joven hermana Agatha deberia pasar a mejor vida. ¿Y si se la arrebatamos nosotras?.
- ¿El Whiskey?.- Pregunto extrañada Sor Piedad a la que ya le estaba haciendo efecto el porro.
- La vida so burra.- Contesto Magdalena.
- Estáis locas y poseídas por el vicio. El poder del maligno a entrado en este convento. Sois lo peor. Pensar en quitarle la vida a una de nuestras compañeras espirituales.- Comento Sor Mila casi recriminando y en voz seca y potente a el resto de allí presentes.- Soy lo peor. Despreciables.
- No es asesinato. Es alivio. Dejaría de sufrir. Piense si usted tuviese que ir todas las semanas a ser penetrada por enfermos sexuales. Piénselo Sor Mila y luego digame si nuestra opción de alivio no la pediría usted a gritos al poco tiempo.
- Yo....violada....hombres......- Sor Mila perdió toda convicción e incluso durante un segundo vio bien la posibilidad de hacer descansar por siempre a la joven Santa.
- Digáis lo que digáis es un pensamiento atroz. Es asesinato.- contesto al borde de soltar unas lágrimas Sor Adriana que no se había pronunciado hasta ahora.- Es Asesinato puro y duro. Iríamos a la cárcel o peor aún directas al infierno. ¿Y además como lo haríamos?.
- Tengo un revolver.- Contesto Sor Magdalena retirándose de la conversión dirigiendo sus pasos hacia la cocina.
BUSCANDO DESESPERADAMENTE UNA CONFESIÓN.
A Sor Mila le había afectado muchísimo las conversaciones mantenidas como aves de rapiña en el claustro con su hermanas compañeras. Su conciencia no estaba tranquila y eso era lo peor para una persona que entrega su alma a la espiritualidad de Dios nuestro señor. Sor Mila acudió a la celda de la joven Agatha tratando de consolar los males que a afligían.
Entró despacio sin hacer ruido en la habitación la cual se hallaba en penumbras a pesar del día soleado de invierno. Trato de no molestar a Sor Agatha cuando se sentó a los pies de la cama. La observaba como si fuese un cervatillo indefenso, una paloma mensajera con un infierno interior.
Sor Agatha abrió despacio los ojos. El whiskey que había tomado la noche anterior le producía una terrible jaqueca.
- Madre Mila. ¿Que hace usted aquí?.- Pregunto Sor Agatha.- No he pedido ayuda. Me encuentro mejor.- Contestó la joven llevándose las manos a la cabeza. El dolor era insoportable, la resaca le había dejado la boca seca y con muchas ganas de beber agua para hidratarse.
- ¿Hace usted el favor de acercare el agua Sor Mila?. Por favor.
La tesorera del convento le acercó una jarra de agua fría la cual bebió la joven hasta el final casi atragantandose de deseo de la misma.
- ¿Qué es lo que te ocurre?. ¿Por qué te encuentras enferma?.- Pregunto compasiva y cariñosa.
- Hermana estoy cada vez con menos fuerzas. No sé lo que me ocurre en realidad. Las visitas a la Penitenciaria cada vez se me hacen mas horrorosas.- Sor Agatha dejó la jarra de agua sobre una pequeña y desvencijada mesita.- Odio acudir a esos encuentros sexuales donde convierto a los hombres en impotentes, donde los castro y borro de su cabeza el apetito sexual para siempre.
- Pero hija. Son Depredadores sexuales. Criminales que han violado a niñas. !Te imaginas¡. No son personas dignas del reino de los cielos, su condena la encuentran contigo antes que en el infierno.- Contestó Sor Mila subiendo sus pequeñas gafas redondas para poder acentuar lo que acababa de decir.
- Aún así no lo hago como si se tratase de la salvación de un alma, sino como la condena de la misma. Castrados de un placer que la naturaleza y Dios les concedió por una aberración como yo.
- Tu no eres ninguna aberración. Eres una Santa que solo falta la beatifiacion del Santo Padre. Eres un ángel que nos mando el convento de María Santísima "Budapesteña" como un regalo divino.
- Sabe perfectamente hermana que viene aquí porque allí comencé a sentirme mal como me estoy sintiendo ahora, sin fuerzas para nada, desidiosa, apática, sin convicción del espiritud y sin encontrar el amor de Dios Padre todo misericordioso.
- ¿Que sientes cuando te llega la inspiración divina por llamarlo de alguna manera?.- preguntó Sor Mila.
- Siento que me arde el cuerpo, la entre pierna. Siento deseos de hombre. Siento deseos de Jesús entrando en mí. Que su amor fluya por mis venas. Es JesuCristo quien se apodera de mi deseo y lo hace elevar hacia el éxtasis sexual.- contesto Sor Agatha levantandose de la cama, estaba comepletamente desnuda.
- Querida niña. Ese es el don divino que te ha regalado nuestro Dios Padre. No debes sentir vergüenza alguna. Son designios del señor y hay que obedecer los designios fielmente.
Sor Mila se retiró de la celda de la joven Santa con la misma impotencia con la que había entrado. Aunque ahora sabia mejor que es lo que le ocurría en cierto modo. Sin duda el don que había sido recibido era difícil de llevar y no dudaba en el sufrimiento de Sor Agatha. Llevó sus pasos hasta su pequeño despacho, abrió el libro de contabilidad. No había forma de hacer nada, de liberar a Sor Agatha. La joven era la que mantenía todo el convento con sus ingresos de la penitenciaria. Esta semana Don Enrique Bachiller les pagaría Diez mil euros pues eran el doble de hombres sedientos de deseo carnal prisioneros de sus ansias más pecaminosas, cerdos diría ella.
Aquella noche Sor Agatha recibió el don divino que se le había otorgado, pero esta vez no fue Jesús quien se lo otorgó si no sus dedos de las manos frotando su entre pierna hasta alcanzar el éxtasis.
CONSULTA CON EL PSIQUIATRA. ÚLTIMA OPORTUNIDAD.
- !Ni hablar del panorama¡. Te acompañamos. ¿Cómo vas a ir sola?. Nada, nada, si no es molestia. Íbamos a ir a un Fotocol de Bacardi pero ante todo está la amistad y la salud de la hija de una buena amiga.- Dijo La Duquesa Del Pepinillo Siempre Tienso Martinez De Espumosa Batida, de los Batida de toda la vida.
- Bueno si se empeñan. Yo sola puedo perfectamente. No quiero que piensen que soy una mala madre solo porque una vez matricule a Mary Joe en un colegio privado de monjas en Rusia durante nueve meses sin contacto con el exterior.- Contesto Rita P asegurándose que ella ante todo era madre.
La consulta de psiquiatra era lujosa. La recepción parecía una habitación del museo Moman de New York.
- !Vaya chica¡. No reparas en gastos cuando se trata de las enfermedades de tu hija.- Contesté, pues yo también las acompañaba ya que mi abuela la Duquesa me había llamado y obligado a asistir a la reunión medica.
- Macarena cariño. Rita P lo está pasando fatal. Recuerda cuando te sacó de aquel apuro ante la prensa rosa cuando te pillaron con el Conde Tequio en el parque metiéndose mano.
- Si eso es cierto. Ella al estar recién divorciada quiso venganza para que su marido pudiera ver que ella aún era una mujer arrebatadora.
La recepcionista, una mujer de una edad que ninguna de nosotras pudimos adivinar, nos miro bajandose las gafas estilo Givenchy de imitación doradas. Su ropa recordaba los años setenta, su pelo, un moño muy a los setenta miraba tieso hacia el techo. Observo el ordenador. Tecleo hábilmente.:
- Usted debe de ser la Señorita Rita Petuny. Y esta chica tan guapa Mary Joe Peterson Petuny. El doctor esta dispuesto a recibirlas, siempre damos cita quince minutos de antelación para que los pacientes no se encuentra en la sala. En eso somos muy estrictos. La disciplina es algo bueno.- Comento colocando todo correctamente en su sitio, bolígrafos, folios, agenda, ect todo recto sobre su mesa de despacho.- Si, disciplina ante todo. Pueden pasar.
De repente la puerta de la consulta se abrió y entró Boris Porquicia con Margarita Rotenbereger Destradivarius De Todos los Santos.
- ¿Como osas no avisarme para que te acompañe?.- Pregunto Margarita lanzando su inmensa pamela a rayas verde oscuro y negro sobre la percha de la salita de espera.
- Si no hace falta.- Contesto Rita P un poco hasta el "coño". Sus amigas se enterarían de todos los problemas domésticos. Aunque había una posibilidad. Quizás el doctor no dejase entrar a nadie, tan solo a la paciente, ¿eso era lo normal no?.
La puerta de la consulta del doctor se abrió lentamente. Tras ella apareció el psiquiatra Hannibal Tecter, con su bata impecablemente planchada. Su pelo engominado hacia tras y esa mirada tan profunda que parecía desnudarte con ella.
- Pasen señoras y....señores.- Los puntos suspensivos los dejo caer por Boris Porquicia que había aparecido a la consulta con un traje chaqueta color naranja butano con camisa de seda morada y pañuelo a rayas negras y naranjas.
El doctor nos invitó a todas a tomar asiento en unos inmensos sofás preciosos del diseñador Harry Bertoia, la Duquesa prefirió sentarse sobre una silla estilo "barcelona" de color negro.
- Doctor, ¿es necesario que estemos todos aquí?.- Preguntó Rita P un poco incómoda.
- Los misterios de la mente son siempre idénticos los unos de los otros. No hay que sentir vergüenza ante lo que te sucede y si la paciente acepta no veo el porque no pueden estar aquí. Supongo que sus mejores amistades solo se preocupan mucho por usted y su hija.
- Muchíiiiisimo.- contesto Margarita Rotenberger.
- Por mi.- Contestó Mary Joe mirando al suelo con una sonrisa. Las amistades de mamá se enterarían de todo. Sonrió levemente de felicidad.
- Bien Mary Joe. Te hemos sometido a toda clase de test psicológicos. Has asistido a más de diez psiquiatras, doce psicólogos, cinco neurólogos y diversas pruebas de sangre para analizar el nivel de serotonina. Y nada de nada. No se puede decir que estés depresiva, que tengas algún tipo de trastorno ni obsesión y ni hablar de ezquizofrenia.- Contesto el Doctor mirando a Rita P.
- Su hija es una adolescente de padres divorciados y algunas veces se comportan de un modo digamos que poco adecuado.- Por cierto Mary Joe. ¿Cómo tienes el hígado?. ¿Has tenido alguna enfermedad grave en la sangre u algún órgano?.
- No. Nada.- Contestó Mary Joe.
- Pero vamos a ver señor Hannibal.- contesto Rita P tratando de centrar la situación.- Yo misma he visto cosas sobre mi hija que asombrarian a cualquiera. He visto comportamientos "perturbadores", "siniestros", "extraños" e incluso sucesos de telequinesis. ¿Cómo es posible que no le suceda nada, ni una mísera depresión?. Yo misma todo Prozac para aliviar las dificultades de la vida.
- Si, de eso doy fé. Lo toma con Ginebra.- Contesto Mary Joe.
- !Lo ve¡, !Lo ve¡.- Es de un impertinente atroz y se porta fatal conmigo como si yo hubiera tenido la culpa de que su padre nos dejara por una niñata rubia de tetas operadas.
- Insisto. Pueden acudir a más expertos en la materia pero creanme todos les dirán lo mismo. Mary Joe no está enferma mental. ¿Me has dicho que del hígado bien no?.
-Si, sano como una patata.- Contesto Mary Joe.
El Doctor sonrió levemente casi inapreciable.
- La niña es que es muy rebelde.- Comento Margarita Rotenberger.- Es una jovenzuela que lo tiene todo y a su padre de su favor. Martiriza a la madre como todas hicimos en su día y ya está. Yo veo el diagnostico del doctor Hannibal muy correcto. ¿A cuantos médicos has acudido ya Rita P?.
- Si eso es cierto a muchos y ninguno dijo nada. Ninguno se atrevió a definir la ostilidad de la niña con un trastorno de personalidad o depresión.- Contesto Rita P asimilando que su hija simplemente era una cabrona redomada con ella.- ¿Y podría recetarle Rovotril para que se le vaya de la cabeza esas tonterías?.- Pregunto la madre por tal de no sufrir las rabietas de su hija.
- No es necesario. Solo deje que pase el tiempo. Por cierto Mary Joe. ¿Bebes Alcohol?.
- No.
- Entonces el hígado estupendo verdad.
- !Pero qué manía con el hígado oye¡.- Exclame desde el sofá que por muy de diseñador la conversación lo llevaba a ser incomodo.
- Pues nada. Si todo está bien es mejor así no cree.- Dijo Rita P resignada.- Muchas gracias por todo Doctor Hannibal Tecter ha sido usted muy amable y profesional, sé que es el mejor de todos por eso era nuestra última oportunidad.
- De nada.- Contestó el Doctor.
Salimos todas del consultorio del doctor. Nos despedimos de la secretaria setentera y comentamos lo sucedido.
- ¿Os habéis fija en la obsesión del Doctor Hannibal Tecter por el hígado de Mary Joe?.- Pregunte extrañada.
- Eso digo yo. ¿Qué tendrá que ver el hígado con la "Parametafísica mental del ser humano"?.- Contesto Margarita Rotenberger.
- Es igual. Ya nada importa.- Contesto Rita P.- Yo iba a tirarle los tejos pues se ve que debe tener una fortuna, nada más ver los muebles de diseño y ese bolígrafo de oro macizo. Pero ya da igual, nunca volveremos a verlo, por muy raro que haya sido tanto comentario sobre el hígado de mi hija y la rápida explicación del estado espiritual de Mary.
DE VUELTA AL "CORRAL DEL VICIO" PENITENCIARIA. DON ENRIQUE MARAVILLADO CON SOR AGATHA.
Sor Aghata se encontraba en la habitación reformada de la penitenciaria para delincuentes sexuales "El Corral Del Vicio". Una vez más dispuesta a entregar el Don divino que Dios le había otorgado. Cada vez se le hacía más insoportable. Sentía angustia e incluso asco.
Don Enrique Bachiller director del centro le había preparado para esa semana el doble de presos para ser rehabilitados. Sor Agatha no sabía muy bien si podría aguantar tantas horas con las piernas abiertas y sintiendo desde el mismo instante de entrar en la habitación reformada hasta el último momento ese tirón espiritual del pecho que le recorría todo el cuerpo hasta llegar a sus partes más intimas, era completamente agotador.
Ese día don Enrique esta de un especial buen humor. Hacía tiempo que contemplaba la idea de acostarse con la bellisima Sor Agatha pero temeroso de quedar impotente las ganas se desacian en masturbaciones en el baño.
Esta vez el primero en entrar y para asombro de Sor Agatha fue el director Don Enrique.
- Hola querida niña. ¿Como te encuentras hoy?.- Para Don Enrique aquella chica era el éxtasis sexual, el apocalipsis del hombre y la mujer, la divinidad hecha pecado y la imaginaba desnuda como estaba en aquellos instantes, bajo un manto de encaje negro como los que llevaba su abuela a misa los domingos.
- Bien gracias.- Contestó Sor Agatha desnuda sobre la cama con dosel blanco y sábanas blancas en posición del misionero.
(Es tan maravilloso, pensó don Enrique mirando el pubis.)
- Sor Agatha,.- Confesó Don Enrique que se inclino sobre la joven deseoso de poseerla y temeroso a la vez de quedar impotente.- He pensado que si usted quisiera hacer el favor de dejarme penetrarla. Yo la amo Sor Agatha. La amo desde el primer día que piso este centro.
Sor Agatha lo miró desconcertada.
- Si lo hace se quedará impotente para el resto de sus días. Yo solo amo a Jesús dios Padre Nuestro.
- Si, pero había pensado que si su vagina es la que deja impotente al hombre. Quizás tu trasero no lo sea.- Y en un acto casi violento de pasión sexual tomó a Sor agatha de las caderas y le dio la vuelta penetrandola por el ano.
- !Asiii mi niña¡, !Asiiiii¡, !Asiiiii qué estrechito¡, !qué culito¡.- Gemia Don Enrique sudando por el esfuerzo, la barriga le pesaba.
Sor agatha apretaba los dientes contra la almohada y las lágrimas brotaron por primera vez desde hacia mucho, mucho tiempo.
Esa noche como de costumbre sor Agatha tomó una cantidad de whiskey un poco mayor, la botella completa, y durmió soñando en la barriga asquerosa del director y en su pene minusculo que la había taladrado dolorosamente. Se durmió co la firme convicción de que jamás volveria a estar con un hombre. Decidió que su Don divino (ella comenzaba a pensar que no lo era), jamás seria utilizado nunca más.
LA LEVITACIÓN DE MARY JOE.
Esa noche Rita P había sobre pasado sus dosis nocturnas de chinchon y benzodiacepinas. Era hora de acostarse, por fin el día llegaba a su fin. Subió las escaleras lentamente como en un sueño seguramente por los efectos de chinchon. Llego a la altura de la habitación de Mary Joe, la puerta no estaba completamente cerrada, una pequeña abertura por la cual Rita P pudo ver cómo Mary Joe en su cama se retorcía e incluso levitaba !!!. Tomó s Iphone y grabo la terrible escena. Sin duda su hija estaba poseida por el maligno. No sabia muy bien porque pero en ese instante se cago en la madre que pario al padre de Mary Joe.
- Lo estais viendo propiamente en la grabacion con el Iphone, no estoy loca.- Dijo Rita P haciendo temblar la taza de te al llevarsela a la boca.
- Ainss por favor yo o veo que Mary Joe esté levitando !!.- Exclamo Margarita Rotenberger.
- Dejame ver el video.-Dije extendiendo la mano hacia el Iphone. No podía creer que Mary Joe levitase y menos aún que Rita P supera grabar un video con el teléfono pues todas sabian de la terquedad para la tecnologia de Rita P, el microhondas la aterrorizaba.
En el video se podia ver cómo Mary Joe se retorcia sensualmente sobre su cama. Gemia dulcemente y con la lengua se lubricaba los labios.
- Pero !!!.- Exclamé casi sonriendo.- Rita P tu hija se está masturbando !!!!
- Y una mierda.- Contestó Rita P.- Y la levitación?
- Querida tu nunca al masturbarte con tus juguetes que guardas en la mesita de noche, no has sentido como si levitases.- Contesto tranquilamente Boris Porquicia zampandose unas cuantas pastas y un é caliente.
- ¿Yo?. ¿Masturbarme?.- Dijo Rita P como si lo que acababa de decir Boris fuese una tremenda falacia.
- Querida, yo también tengo Iphone y la última vez que estuvimos en Paris de Shoping, en la habitación del hotel estabas bajo los efectos de chinchon y no cerrastes bien la puerta de la suite. Yo preocupado por los gemidos que salian de tu habitación me levante y fui hacia ella. Llevaba el Iphone en as manos pues esperaba inmediatamente la llamada de mi novio que por aquel entonces era Faustino Olivares el periodista del corazón, y pude grabar como te zampabas un pedazo de consolador color negro de la magnitud de un boing. Así que guapa, aquí todas putas o todas monjas.
- Eso es !!.- Exclamo Margarita Rotenberger DeStradivarius.- La única solución posible es llevar a Mary Joe ante la presencia de Sor Agatha.
- ¿Que quieres conseguir con eso?.- Pregunto mi abuela La Duquesa del Pepinillo Siempre Tieso Martinez De Espumosa Batida.
- Pues está claro. Segun el mejor psiquiatra de Europa e doctor Hannibal Tecter y el mogollon de pruebas del mogollon de médicos no han sacado nada en concreto. A Mary Joe está claro que algo extraño le ocurre y que Satanás está detrás de todo ello. Yo digo que llevemos a Mary Joe ante la presencia de Sor Agatha, sin duda esa chica tiene algún tipo de don divino. Ella es la clave. No me lo pregunteis el porqué, pero tengo como un palpito aquí e el pecho.
- ¿No será que te oprime el ultimo retoque de pechos que te has hecho?.- Pregunté totalmente exceptica ante la estrafalaria idea de Margarita.
- Anda ya mujer !!!. Que no, que el palpito me lega desde dentro del alma. Muy profundamente.
Todos en el saloncito se miraron. Estaba claro que tanto si Mary Joe en la gabración que hizo su madre era una simple masturbación o una levitación demoniaca, algo había que hacer. Todas sabian las estupidas ideas de Margarita tenia, las sabian de sobra, pero ellas en aquel instante todas sintieron ese mismo palpito, incluso Rita P.
- Si.- Dijo Rita P levantandose del sillon Luis XV.- Apoyo la idea de Margarita. No me queda otra opción que un exorcismo.- Bajo la cabeza lentamente, cerró las manos en postura de recato y se persigno.- Que Dios nos ayude a vencer a la maldad.
APOCALIPSIS MON AMOUR !
- No comprendo muy bien que es esactamente lo que me está proponiendo.- Contesto la madre superiora Sor Alfonsina a través del telefono sentada en su despacho a las dos de la madruga.
- Sor Agatha es la única que puede ayudar a mi hija. Créame, sentimos el palpito, todas. Es la única solución, ella la exorcisará y alejará al maligno de Mary Joe.
- Pero mire usted. Sor Agatha no puede realzar exorcismos. Esta completamente prohibido por el Vaticano. Si llegaran a enterarse no escomulgarian a todas las hermanas del convento.
- Estamos dispuestas a.......realizar un pequeño......donativo.- Contestó Rita P.
- ¿Como de pequeño?.- Preguntó Sor Alfonsina.
- Veinte mil.
- ¿Euros?
- Pues claro, que van a ser veinte mil zapatos de Prada !!!.- Rita P penso que esa señora madre superiora o abadesa o lo que fuera era un poco torpe.
- Venga inmediatamente. La esperamos.- Contestó La madre superiora Sor Alfonsina pensando que con ese dinero podría restaurar los frescos de la iglesia que tan estropeados estaban.
Rita P y todas sus amigas junto a Boris Porquicia que conducia el Hammer color rosa fucsia, recorrian el camino hacia el convento. Eran las dos y media de la madrugada. Las chicas iban vestidas como si de una recepción se tratase. Pamelas, guantes, abrigos de pieles varias, bolsos diversas marcas, alla ellas con sus gustos. Margarita incluso siendo plena noche no renuncio a unas buenas gafas de sol de Valentino decia que le daba cierta intriga. Mary Joe las acompañaba medio dormida de pura pereza esperando una nueva estupidez de su madre por salvarla de (no sabia esactamente que).
Las recibieron en la puerta trasera del convento. Todo muy en secreto las llevaron a la parte de los dormitorios de las monjas, un pasillo largo y ancho de muros de piedra, hacía un frio espantoso y comenzó a llover como si nunca lo hubiera hecho.
La luz del pasillo era apenas inexistente. La Madre superiora les dijo a las visitantes tan "astractas" que Sor Agatha había accedido a realizar lo que estuviera en sus manos para ayudar por primera vez sin necesidad de utilizar lo que para ella era su "terrible Don" del cual había jurado no volver a utilizarlo bao ningun concepto, así que la madre superiora se vio en la necesidad de aceptar aquella pequeña locura por no llamarla estupidez de aquellas excentricas millonarias, pues Sor Agatha no volveria jamás a la penitenciaria "El Corral Del Vicio" y el convento no solo podria sobre vivir a base de la confección de dulces, por muy azucarados y deliciosos que fueran.
Frente a la celda de Sor Agatha las hermanas acendosas habian preparado sillones para recibir a las extrañas y locas invitadas, así como un pequeño "tente en pié" a base de anis y dulces de Santa Mónica rellenos de una deliciosa crema.
- Ustedes esperaran aquí mientras Sor Agatha y Mar Joe se van conociendo.- Contesto la madre superiora Sor Alfonsina.
- Maravilloso !.- Contesto Margarita Rotenberger.- Solo que hace un pelin de frio, pero el anis nos hará entrar en calor.- Cuando lo dijo ya llevaba dos copas.
Mary Joe abrió la puerta de la celda de Sor Agatha lentamente. La habitaci´n estaba casi en penumbra, hacia frio, un frio seco. Al final de la habitación se encontraba sentada Sor Agatha la cual al ver a la joven se levantó inmediatamente.
- Buenas noches. Mi nombre es Sor Agatha y tu debes de ser Mary Joe.
- Si señora.
- Por favor no me llames señora. Llámame simplemente Agatha.
- Ok.- Contesto secamente Mary Joe.
- Me han informado de lo que te sucede y de que creen que estas poseida por el maligno.
- Eso es lo que dice mi madre.- Contesto Mary Joe levantando las manos como diciendo ( a mi no me mires).
- Bien querida. ¿Puedes sentarte en la cama un momento?.
Mary Joe se dejó caer sobre la cama, estaba dura como una piedra.
- Ahora rezaré en silencio y trataré de hacer a florecer ese ser maligno que dice tienes dentro.
- Ok.- Contesto nuevamente Mary Joe.
Sor Agatha miraba a la joven chica tendida sobre la cama. Sus ojos grandes y azules, sus labios carnosos, su tez pálida y ese pelo tan hermoso y sedoso color negro. Era una belleza. Los pechos de la joven eran turgentes, pechos llenos de deseo. Su cuerpo era escultural debajo de esas prendas todas tan negras y ese maquillaje tan acentuado, si eso, seria un verdadero Ängel.
Mary Joe miraba a Sor Agatha. Era una Joven poco mayor que ella era tan guapa que si no fuese por la situación, allí mismo le haria el amor.
- Parece ser que no sucede nada.- comento Sor Agatha. No creo que esto sea cosa de Satanás. Yo creo que es cosa de chicas de hoy en día. La vida se ha vuelto tan compleja que aveces se nos atraviesa como una flecha.
- Como la flecha de cupido que me acaba de atravesar el corazón Agatha.- Contestó Mary Joe.
Las dos jovenes se miraron en silencio y poco a poco fueron uniendo sus cabezas hasta alcanzar la una de la otra sus labios.
Minutos depues se encontraban desnudas sobre aquella dura cama. Se frotaban los pechos, se lamian como si se tratasen sus cuerpos de dulces caramelos. Mientras en la sala de espera situada provisionalmente en el pasillo comentaban que ya había empezado el exorcismo por los gemidos de agonia.
- La pobre.- Dijo mi abuela La Duquesa Del Pepinillo.
- Dios mio, ayuda a mi hija, te lo pido desde lo as profundo de mi corazón.- Comentó Rita P despues de haberse zampados nas cuantas copas de anis a palo seco.
- Sabes una cosa Macarena.- Se dirigio a mi Margarita Rotenberger.- El otro día Maria Teresa Bosques me recomendo una novela que decía ser lo más "In" entre la alta sociedad y que toda dama que se prestase deberia de leerla. La Divina Comedia de un tal Dante. Te puedes creen que yo incahuta acudi rauda porque tu ya sabes que soy muy de comedia y resulta que no es una comedia !!!! Macarena, no era una comedia !!. Es una cosa muy rara sobre el infierno y el cielo y un tal Dante que esta loco de amor y sufre muchísimo el pobre. Pues coño que se tome Prozac como hacemos todas. Estos escritores nuevos de hoy en día!!!.
Comprenderan que algunas veces cuando hablas con Margarita te entra una necesidad espantosa de abofetearla.
Los gemidos continuaban cada vez mas intensos y salvajes. La chicas fuera rezaban el padre nuestro y el ave maría. Como Margarita no era muy de misa ella entonaba la canción de David Bisbal..."Ave María, cuando seras mia".
Mientras en la celda de Sor Agatha las dos chicas disfrutaban de sexo salvaje, de un deseo contenido desde hacía mucho tiempo. Para un la confrmación de su orientación sexual, para la otra un descubrimiento de que Jesús y el amor estaba en todas partes y que podía amar a cualquier semejante a corazón abierto.
Sor Agatha besaba apasionadamente a Mary Joe. Esta a su vez comenzó a manifestar espasmos y a Sor Agatha no le parecieron de placer. Cuando quiso darse cuenta Mary Joe estaba Levitando sobre la cama y sus ojos eran completamente blancos. Hablaba en un dialecto extraño, una mezcla de Latin e Italiano. El crucifijo de la celda de Sor Agatha salió disparado hacia la puerta. La silla, la mesita, todo mueble se levanto unos palmos del suelo. En un intento de desesperación y muy asustada Sor Agatha pensó en utilizar su "Don", así que acercó su vulva a los labios de Mary Joe y dijo.
- Oh Maligno. Hijo de las tieneblas. Deja en paz a esta criatura de Dios y bésame el potorro.
Mary Joe o quien estuviese dentro de ella se acercó a la bulba de Sor Agatha y la beso frenéticamente. Al instante todo cesó y un olor a rosas inpregnó toda la habitación.
- ¿Y esos ruidos?. ¿Esos Golpes?.- Preguntó Margarita.- Satanás está tras esa puerta. Rita P qué hija más propensa a coger enfermedades tienes !!!.- Exclamó como compadeciendo a la pobre madre sufridora.
- Por Dios qué ruidos más de ultratumba, más demoníacos. Mi hija, mi pobre hija, casta, pura e inocente.- dijo Rita P animandonos a que siguiesemos rezando con fervor.
Todas lo hicimos menos Margarita que ya llevaba una botella de anisete y se puso hacer yoga con unas posturas que seguramente se había inventado la propia.
- Esto alejará al maligno.- Dijo Margarita con las piernas cruzadas y los brazos al rededor del cuello en una postura increible de realizar.
Las monjas acudieron al oir los gritos. En ese mismo instante con todas las presentes allí esperando en el corredor de piedra, la puerta se abrió.
Salieron de ella Sor Agatha y Mary Joe cojidas de la mano. Se besaron dulcemente y se fundieron en un abrazo.
- Amor mío.- Dijo Mary Joe.
- Siempre te cuidaré "mon amour" .- Contestó Sor Agatha.
Todas, incluso las monjas las que más, nos quedamos un poco sorprendidas. Nadie sabia ni supo lo que había ocurrido tras aquella celda del convento.
Esa noche regresamos a Madrid con una ocupante más en la gran limusina. Sor Agatha se despidió del convento dejando el hábito y tomado de su pequeño armario una ropa muy usada de tiempos pasados y un sombre de lana.
Antes de salir, la madre superiora Alfonsina comentó que eso no podría ser. Que no podía marcharse así de repente. Que ella estaba designada para hacer el bien en la entre la humanidad.
- ¿Cómo?. ¿Follando presidiarios?
Sor Agatha tomo de las manos a Mary Joe y salieron del conento.
- Tu te debes a JesuCristo.- Gritó Sor Alnfonsina al borde de la histeria viendo como su fuente de ingresos desaparecía en la oscuridad de la noche, bajando el camino que la llevaba a otro lugar a otro mundo nuevo.
Mi abuela La Duquesa Del Pepinillo Siempre Tieso Martinez De Espumosa Batida, de los Batida de toda la vida se acercó a sor Alnfonsina, la tomo dulcemente del brazo, la arropó como hacen las abuelas con sus nietos más queridos, La Duquesa sabia el miedo que tenia Sor Alfonsina ante el futuro que le esperaba al convento, y le dijo, despacio, cerca del oido.
- Madre superiora. Sor Agatha ya tiene su JesuCristo Personal.
Sor Magdalena la pastelera oficial afirmaba que al entrar a la celda de la joven olia a santidad y a Jack´s Daniels.
- ¿Jacks Daniel´s?.- Pregunto Sor Angustias.- Pero si eso es una colonia de hombre y aquí no entra nada más que el Padre Raimundo para confesarnos a todas.- Preguntó incrédula.
- Calla, que no sabes nada de la vida. Es whishey. Sor Agatha bebe para olvidar el suplicio que le a mandado el señor. Algunas veces pienso por ese calvario que debe pasar cada vez que va a la penitenciaria.- Pensó Sor Magdalena sin querer pronunciar en realidad lo que había dicho.
- Debe de ser terrible. Violada por proscritos enfermos sexuales. Y ese olor a hombre que te penetra hasta las entrañas debe de ser el olor del macho cabrio de Satanás. No sé lo que tiene pero te hace sentir cosquillas en el cuerpo.- Confeso Sor Angustias.- El padre Raimundo tiene ese peculiar olor pero el es siervo del señor y no pecador.
- Debería acabar todo.- Contesto Sor Piedad.
- ¿A que te refieres?.- Pregunto Sor Mila la tesorera del convento.
- Sor Agatha debería pasar a mejor vida. Solo está en ella para sufrir y cada vez es peor.- Contesto Sor Piedad tirando la colilla de porro y luego enterrándola debajo de un rosal seco.
- ¿Eso que es, tabaco?.- Preguntó Sor Angustias la más ingenua de todas.- Pues huele muy raro, huelo como...
- A mariguana.- Contestaron todas al mismo tiempo.
- Mujer es un porrillo de nada, me relaja y me abre el apetito. Con estos tiempos de incertidumbre estoy de los nervios y pierdo peso constantemente. El porro me abre el apetito.- Contesto Sor Piedad.
- Aveces me desconcertáis.- Contesto la tesorera del convento Sor Mila.- Parecéis monjas pero solo por las habitos. ¿Qué formas son esas de llevar una espiritualidad que te eleve a los confines del poder del corazón de Cristo?.
- Hermana Mila. Ve aquellas plantas verdes tan hermosas y relucientes.- Dijo Sor Magdalena señalado unas plantas verdes, altas y bien cuidadas que se encontraban al fondo, casi escondidas de la vista.- Bien pues eso es Mariguana. ¿Y sabe a quien pertecene y las cuida con mimo?.
-. Supongo que la viciosa de Sor Piedad.- Confeso la hermana tesorera.
- Pues se equivoca. Son de la hermana superiora Alfonsina. Y además, ¿Sabe que toma ansioliticos?. Esa paz interior que lleva todo el santo día no es normal con el cuadro que tenemos. Una vez la pude ver como sacaba de su cajón del escritorio del despacho unas pastillas. A los pocos días mientras ella estaba en maitines me escapé y con la paleta de rellenar las Delicias de Santa Mónica abrí el cajón y me tome una. No sabe usted que paz encuentra. Dios existe hasta en los medicamentos hermana, de eso puede estar usted segura.- Miro fijamente a sor Mila quien no daba crédito a lo que estaba escuchando.
- Si.- Pronuncio a secas sor Margarita.- La joven hermana Agatha deberia pasar a mejor vida. ¿Y si se la arrebatamos nosotras?.
- ¿El Whiskey?.- Pregunto extrañada Sor Piedad a la que ya le estaba haciendo efecto el porro.
- La vida so burra.- Contesto Magdalena.
- Estáis locas y poseídas por el vicio. El poder del maligno a entrado en este convento. Sois lo peor. Pensar en quitarle la vida a una de nuestras compañeras espirituales.- Comento Sor Mila casi recriminando y en voz seca y potente a el resto de allí presentes.- Soy lo peor. Despreciables.
- No es asesinato. Es alivio. Dejaría de sufrir. Piense si usted tuviese que ir todas las semanas a ser penetrada por enfermos sexuales. Piénselo Sor Mila y luego digame si nuestra opción de alivio no la pediría usted a gritos al poco tiempo.
- Yo....violada....hombres......- Sor Mila perdió toda convicción e incluso durante un segundo vio bien la posibilidad de hacer descansar por siempre a la joven Santa.
- Digáis lo que digáis es un pensamiento atroz. Es asesinato.- contesto al borde de soltar unas lágrimas Sor Adriana que no se había pronunciado hasta ahora.- Es Asesinato puro y duro. Iríamos a la cárcel o peor aún directas al infierno. ¿Y además como lo haríamos?.
- Tengo un revolver.- Contesto Sor Magdalena retirándose de la conversión dirigiendo sus pasos hacia la cocina.
BUSCANDO DESESPERADAMENTE UNA CONFESIÓN.
A Sor Mila le había afectado muchísimo las conversaciones mantenidas como aves de rapiña en el claustro con su hermanas compañeras. Su conciencia no estaba tranquila y eso era lo peor para una persona que entrega su alma a la espiritualidad de Dios nuestro señor. Sor Mila acudió a la celda de la joven Agatha tratando de consolar los males que a afligían.
Entró despacio sin hacer ruido en la habitación la cual se hallaba en penumbras a pesar del día soleado de invierno. Trato de no molestar a Sor Agatha cuando se sentó a los pies de la cama. La observaba como si fuese un cervatillo indefenso, una paloma mensajera con un infierno interior.
Sor Agatha abrió despacio los ojos. El whiskey que había tomado la noche anterior le producía una terrible jaqueca.
- Madre Mila. ¿Que hace usted aquí?.- Pregunto Sor Agatha.- No he pedido ayuda. Me encuentro mejor.- Contestó la joven llevándose las manos a la cabeza. El dolor era insoportable, la resaca le había dejado la boca seca y con muchas ganas de beber agua para hidratarse.
- ¿Hace usted el favor de acercare el agua Sor Mila?. Por favor.
La tesorera del convento le acercó una jarra de agua fría la cual bebió la joven hasta el final casi atragantandose de deseo de la misma.
- ¿Qué es lo que te ocurre?. ¿Por qué te encuentras enferma?.- Pregunto compasiva y cariñosa.
- Hermana estoy cada vez con menos fuerzas. No sé lo que me ocurre en realidad. Las visitas a la Penitenciaria cada vez se me hacen mas horrorosas.- Sor Agatha dejó la jarra de agua sobre una pequeña y desvencijada mesita.- Odio acudir a esos encuentros sexuales donde convierto a los hombres en impotentes, donde los castro y borro de su cabeza el apetito sexual para siempre.
- Pero hija. Son Depredadores sexuales. Criminales que han violado a niñas. !Te imaginas¡. No son personas dignas del reino de los cielos, su condena la encuentran contigo antes que en el infierno.- Contestó Sor Mila subiendo sus pequeñas gafas redondas para poder acentuar lo que acababa de decir.
- Aún así no lo hago como si se tratase de la salvación de un alma, sino como la condena de la misma. Castrados de un placer que la naturaleza y Dios les concedió por una aberración como yo.
- Tu no eres ninguna aberración. Eres una Santa que solo falta la beatifiacion del Santo Padre. Eres un ángel que nos mando el convento de María Santísima "Budapesteña" como un regalo divino.
- Sabe perfectamente hermana que viene aquí porque allí comencé a sentirme mal como me estoy sintiendo ahora, sin fuerzas para nada, desidiosa, apática, sin convicción del espiritud y sin encontrar el amor de Dios Padre todo misericordioso.
- ¿Que sientes cuando te llega la inspiración divina por llamarlo de alguna manera?.- preguntó Sor Mila.
- Siento que me arde el cuerpo, la entre pierna. Siento deseos de hombre. Siento deseos de Jesús entrando en mí. Que su amor fluya por mis venas. Es JesuCristo quien se apodera de mi deseo y lo hace elevar hacia el éxtasis sexual.- contesto Sor Agatha levantandose de la cama, estaba comepletamente desnuda.
- Querida niña. Ese es el don divino que te ha regalado nuestro Dios Padre. No debes sentir vergüenza alguna. Son designios del señor y hay que obedecer los designios fielmente.
Sor Mila se retiró de la celda de la joven Santa con la misma impotencia con la que había entrado. Aunque ahora sabia mejor que es lo que le ocurría en cierto modo. Sin duda el don que había sido recibido era difícil de llevar y no dudaba en el sufrimiento de Sor Agatha. Llevó sus pasos hasta su pequeño despacho, abrió el libro de contabilidad. No había forma de hacer nada, de liberar a Sor Agatha. La joven era la que mantenía todo el convento con sus ingresos de la penitenciaria. Esta semana Don Enrique Bachiller les pagaría Diez mil euros pues eran el doble de hombres sedientos de deseo carnal prisioneros de sus ansias más pecaminosas, cerdos diría ella.
Aquella noche Sor Agatha recibió el don divino que se le había otorgado, pero esta vez no fue Jesús quien se lo otorgó si no sus dedos de las manos frotando su entre pierna hasta alcanzar el éxtasis.
CONSULTA CON EL PSIQUIATRA. ÚLTIMA OPORTUNIDAD.
- !Ni hablar del panorama¡. Te acompañamos. ¿Cómo vas a ir sola?. Nada, nada, si no es molestia. Íbamos a ir a un Fotocol de Bacardi pero ante todo está la amistad y la salud de la hija de una buena amiga.- Dijo La Duquesa Del Pepinillo Siempre Tienso Martinez De Espumosa Batida, de los Batida de toda la vida.
- Bueno si se empeñan. Yo sola puedo perfectamente. No quiero que piensen que soy una mala madre solo porque una vez matricule a Mary Joe en un colegio privado de monjas en Rusia durante nueve meses sin contacto con el exterior.- Contesto Rita P asegurándose que ella ante todo era madre.
La consulta de psiquiatra era lujosa. La recepción parecía una habitación del museo Moman de New York.
- !Vaya chica¡. No reparas en gastos cuando se trata de las enfermedades de tu hija.- Contesté, pues yo también las acompañaba ya que mi abuela la Duquesa me había llamado y obligado a asistir a la reunión medica.
- Macarena cariño. Rita P lo está pasando fatal. Recuerda cuando te sacó de aquel apuro ante la prensa rosa cuando te pillaron con el Conde Tequio en el parque metiéndose mano.
- Si eso es cierto. Ella al estar recién divorciada quiso venganza para que su marido pudiera ver que ella aún era una mujer arrebatadora.
La recepcionista, una mujer de una edad que ninguna de nosotras pudimos adivinar, nos miro bajandose las gafas estilo Givenchy de imitación doradas. Su ropa recordaba los años setenta, su pelo, un moño muy a los setenta miraba tieso hacia el techo. Observo el ordenador. Tecleo hábilmente.:
- Usted debe de ser la Señorita Rita Petuny. Y esta chica tan guapa Mary Joe Peterson Petuny. El doctor esta dispuesto a recibirlas, siempre damos cita quince minutos de antelación para que los pacientes no se encuentra en la sala. En eso somos muy estrictos. La disciplina es algo bueno.- Comento colocando todo correctamente en su sitio, bolígrafos, folios, agenda, ect todo recto sobre su mesa de despacho.- Si, disciplina ante todo. Pueden pasar.
De repente la puerta de la consulta se abrió y entró Boris Porquicia con Margarita Rotenbereger Destradivarius De Todos los Santos.
- ¿Como osas no avisarme para que te acompañe?.- Pregunto Margarita lanzando su inmensa pamela a rayas verde oscuro y negro sobre la percha de la salita de espera.
- Si no hace falta.- Contesto Rita P un poco hasta el "coño". Sus amigas se enterarían de todos los problemas domésticos. Aunque había una posibilidad. Quizás el doctor no dejase entrar a nadie, tan solo a la paciente, ¿eso era lo normal no?.
La puerta de la consulta del doctor se abrió lentamente. Tras ella apareció el psiquiatra Hannibal Tecter, con su bata impecablemente planchada. Su pelo engominado hacia tras y esa mirada tan profunda que parecía desnudarte con ella.
- Pasen señoras y....señores.- Los puntos suspensivos los dejo caer por Boris Porquicia que había aparecido a la consulta con un traje chaqueta color naranja butano con camisa de seda morada y pañuelo a rayas negras y naranjas.
El doctor nos invitó a todas a tomar asiento en unos inmensos sofás preciosos del diseñador Harry Bertoia, la Duquesa prefirió sentarse sobre una silla estilo "barcelona" de color negro.
- Doctor, ¿es necesario que estemos todos aquí?.- Preguntó Rita P un poco incómoda.
- Los misterios de la mente son siempre idénticos los unos de los otros. No hay que sentir vergüenza ante lo que te sucede y si la paciente acepta no veo el porque no pueden estar aquí. Supongo que sus mejores amistades solo se preocupan mucho por usted y su hija.
- Muchíiiiisimo.- contesto Margarita Rotenberger.
- Por mi.- Contestó Mary Joe mirando al suelo con una sonrisa. Las amistades de mamá se enterarían de todo. Sonrió levemente de felicidad.
- Bien Mary Joe. Te hemos sometido a toda clase de test psicológicos. Has asistido a más de diez psiquiatras, doce psicólogos, cinco neurólogos y diversas pruebas de sangre para analizar el nivel de serotonina. Y nada de nada. No se puede decir que estés depresiva, que tengas algún tipo de trastorno ni obsesión y ni hablar de ezquizofrenia.- Contesto el Doctor mirando a Rita P.
- Su hija es una adolescente de padres divorciados y algunas veces se comportan de un modo digamos que poco adecuado.- Por cierto Mary Joe. ¿Cómo tienes el hígado?. ¿Has tenido alguna enfermedad grave en la sangre u algún órgano?.
- No. Nada.- Contestó Mary Joe.
- Pero vamos a ver señor Hannibal.- contesto Rita P tratando de centrar la situación.- Yo misma he visto cosas sobre mi hija que asombrarian a cualquiera. He visto comportamientos "perturbadores", "siniestros", "extraños" e incluso sucesos de telequinesis. ¿Cómo es posible que no le suceda nada, ni una mísera depresión?. Yo misma todo Prozac para aliviar las dificultades de la vida.
- Si, de eso doy fé. Lo toma con Ginebra.- Contesto Mary Joe.
- !Lo ve¡, !Lo ve¡.- Es de un impertinente atroz y se porta fatal conmigo como si yo hubiera tenido la culpa de que su padre nos dejara por una niñata rubia de tetas operadas.
- Insisto. Pueden acudir a más expertos en la materia pero creanme todos les dirán lo mismo. Mary Joe no está enferma mental. ¿Me has dicho que del hígado bien no?.
-Si, sano como una patata.- Contesto Mary Joe.
El Doctor sonrió levemente casi inapreciable.
- La niña es que es muy rebelde.- Comento Margarita Rotenberger.- Es una jovenzuela que lo tiene todo y a su padre de su favor. Martiriza a la madre como todas hicimos en su día y ya está. Yo veo el diagnostico del doctor Hannibal muy correcto. ¿A cuantos médicos has acudido ya Rita P?.
- Si eso es cierto a muchos y ninguno dijo nada. Ninguno se atrevió a definir la ostilidad de la niña con un trastorno de personalidad o depresión.- Contesto Rita P asimilando que su hija simplemente era una cabrona redomada con ella.- ¿Y podría recetarle Rovotril para que se le vaya de la cabeza esas tonterías?.- Pregunto la madre por tal de no sufrir las rabietas de su hija.
- No es necesario. Solo deje que pase el tiempo. Por cierto Mary Joe. ¿Bebes Alcohol?.
- No.
- Entonces el hígado estupendo verdad.
- !Pero qué manía con el hígado oye¡.- Exclame desde el sofá que por muy de diseñador la conversación lo llevaba a ser incomodo.
- Pues nada. Si todo está bien es mejor así no cree.- Dijo Rita P resignada.- Muchas gracias por todo Doctor Hannibal Tecter ha sido usted muy amable y profesional, sé que es el mejor de todos por eso era nuestra última oportunidad.
- De nada.- Contestó el Doctor.
Salimos todas del consultorio del doctor. Nos despedimos de la secretaria setentera y comentamos lo sucedido.
- ¿Os habéis fija en la obsesión del Doctor Hannibal Tecter por el hígado de Mary Joe?.- Pregunte extrañada.
- Eso digo yo. ¿Qué tendrá que ver el hígado con la "Parametafísica mental del ser humano"?.- Contesto Margarita Rotenberger.
- Es igual. Ya nada importa.- Contesto Rita P.- Yo iba a tirarle los tejos pues se ve que debe tener una fortuna, nada más ver los muebles de diseño y ese bolígrafo de oro macizo. Pero ya da igual, nunca volveremos a verlo, por muy raro que haya sido tanto comentario sobre el hígado de mi hija y la rápida explicación del estado espiritual de Mary.
DE VUELTA AL "CORRAL DEL VICIO" PENITENCIARIA. DON ENRIQUE MARAVILLADO CON SOR AGATHA.
Sor Aghata se encontraba en la habitación reformada de la penitenciaria para delincuentes sexuales "El Corral Del Vicio". Una vez más dispuesta a entregar el Don divino que Dios le había otorgado. Cada vez se le hacía más insoportable. Sentía angustia e incluso asco.
Don Enrique Bachiller director del centro le había preparado para esa semana el doble de presos para ser rehabilitados. Sor Agatha no sabía muy bien si podría aguantar tantas horas con las piernas abiertas y sintiendo desde el mismo instante de entrar en la habitación reformada hasta el último momento ese tirón espiritual del pecho que le recorría todo el cuerpo hasta llegar a sus partes más intimas, era completamente agotador.
Ese día don Enrique esta de un especial buen humor. Hacía tiempo que contemplaba la idea de acostarse con la bellisima Sor Agatha pero temeroso de quedar impotente las ganas se desacian en masturbaciones en el baño.
Esta vez el primero en entrar y para asombro de Sor Agatha fue el director Don Enrique.
- Hola querida niña. ¿Como te encuentras hoy?.- Para Don Enrique aquella chica era el éxtasis sexual, el apocalipsis del hombre y la mujer, la divinidad hecha pecado y la imaginaba desnuda como estaba en aquellos instantes, bajo un manto de encaje negro como los que llevaba su abuela a misa los domingos.
- Bien gracias.- Contestó Sor Agatha desnuda sobre la cama con dosel blanco y sábanas blancas en posición del misionero.
(Es tan maravilloso, pensó don Enrique mirando el pubis.)
- Sor Agatha,.- Confesó Don Enrique que se inclino sobre la joven deseoso de poseerla y temeroso a la vez de quedar impotente.- He pensado que si usted quisiera hacer el favor de dejarme penetrarla. Yo la amo Sor Agatha. La amo desde el primer día que piso este centro.
Sor Agatha lo miró desconcertada.
- Si lo hace se quedará impotente para el resto de sus días. Yo solo amo a Jesús dios Padre Nuestro.
- Si, pero había pensado que si su vagina es la que deja impotente al hombre. Quizás tu trasero no lo sea.- Y en un acto casi violento de pasión sexual tomó a Sor agatha de las caderas y le dio la vuelta penetrandola por el ano.
- !Asiii mi niña¡, !Asiiiii¡, !Asiiiii qué estrechito¡, !qué culito¡.- Gemia Don Enrique sudando por el esfuerzo, la barriga le pesaba.
Sor agatha apretaba los dientes contra la almohada y las lágrimas brotaron por primera vez desde hacia mucho, mucho tiempo.
Esa noche como de costumbre sor Agatha tomó una cantidad de whiskey un poco mayor, la botella completa, y durmió soñando en la barriga asquerosa del director y en su pene minusculo que la había taladrado dolorosamente. Se durmió co la firme convicción de que jamás volveria a estar con un hombre. Decidió que su Don divino (ella comenzaba a pensar que no lo era), jamás seria utilizado nunca más.
LA LEVITACIÓN DE MARY JOE.
Esa noche Rita P había sobre pasado sus dosis nocturnas de chinchon y benzodiacepinas. Era hora de acostarse, por fin el día llegaba a su fin. Subió las escaleras lentamente como en un sueño seguramente por los efectos de chinchon. Llego a la altura de la habitación de Mary Joe, la puerta no estaba completamente cerrada, una pequeña abertura por la cual Rita P pudo ver cómo Mary Joe en su cama se retorcía e incluso levitaba !!!. Tomó s Iphone y grabo la terrible escena. Sin duda su hija estaba poseida por el maligno. No sabia muy bien porque pero en ese instante se cago en la madre que pario al padre de Mary Joe.
- Ainss por favor yo o veo que Mary Joe esté levitando !!.- Exclamo Margarita Rotenberger.
- Dejame ver el video.-Dije extendiendo la mano hacia el Iphone. No podía creer que Mary Joe levitase y menos aún que Rita P supera grabar un video con el teléfono pues todas sabian de la terquedad para la tecnologia de Rita P, el microhondas la aterrorizaba.
En el video se podia ver cómo Mary Joe se retorcia sensualmente sobre su cama. Gemia dulcemente y con la lengua se lubricaba los labios.
- Pero !!!.- Exclamé casi sonriendo.- Rita P tu hija se está masturbando !!!!
- Y una mierda.- Contestó Rita P.- Y la levitación?
- Querida tu nunca al masturbarte con tus juguetes que guardas en la mesita de noche, no has sentido como si levitases.- Contesto tranquilamente Boris Porquicia zampandose unas cuantas pastas y un é caliente.
- ¿Yo?. ¿Masturbarme?.- Dijo Rita P como si lo que acababa de decir Boris fuese una tremenda falacia.
- Querida, yo también tengo Iphone y la última vez que estuvimos en Paris de Shoping, en la habitación del hotel estabas bajo los efectos de chinchon y no cerrastes bien la puerta de la suite. Yo preocupado por los gemidos que salian de tu habitación me levante y fui hacia ella. Llevaba el Iphone en as manos pues esperaba inmediatamente la llamada de mi novio que por aquel entonces era Faustino Olivares el periodista del corazón, y pude grabar como te zampabas un pedazo de consolador color negro de la magnitud de un boing. Así que guapa, aquí todas putas o todas monjas.
- Eso es !!.- Exclamo Margarita Rotenberger DeStradivarius.- La única solución posible es llevar a Mary Joe ante la presencia de Sor Agatha.
- ¿Que quieres conseguir con eso?.- Pregunto mi abuela La Duquesa del Pepinillo Siempre Tieso Martinez De Espumosa Batida.
- Pues está claro. Segun el mejor psiquiatra de Europa e doctor Hannibal Tecter y el mogollon de pruebas del mogollon de médicos no han sacado nada en concreto. A Mary Joe está claro que algo extraño le ocurre y que Satanás está detrás de todo ello. Yo digo que llevemos a Mary Joe ante la presencia de Sor Agatha, sin duda esa chica tiene algún tipo de don divino. Ella es la clave. No me lo pregunteis el porqué, pero tengo como un palpito aquí e el pecho.
- ¿No será que te oprime el ultimo retoque de pechos que te has hecho?.- Pregunté totalmente exceptica ante la estrafalaria idea de Margarita.
- Anda ya mujer !!!. Que no, que el palpito me lega desde dentro del alma. Muy profundamente.
Todos en el saloncito se miraron. Estaba claro que tanto si Mary Joe en la gabración que hizo su madre era una simple masturbación o una levitación demoniaca, algo había que hacer. Todas sabian las estupidas ideas de Margarita tenia, las sabian de sobra, pero ellas en aquel instante todas sintieron ese mismo palpito, incluso Rita P.
- Si.- Dijo Rita P levantandose del sillon Luis XV.- Apoyo la idea de Margarita. No me queda otra opción que un exorcismo.- Bajo la cabeza lentamente, cerró las manos en postura de recato y se persigno.- Que Dios nos ayude a vencer a la maldad.
APOCALIPSIS MON AMOUR !
- No comprendo muy bien que es esactamente lo que me está proponiendo.- Contesto la madre superiora Sor Alfonsina a través del telefono sentada en su despacho a las dos de la madruga.
- Sor Agatha es la única que puede ayudar a mi hija. Créame, sentimos el palpito, todas. Es la única solución, ella la exorcisará y alejará al maligno de Mary Joe.
- Pero mire usted. Sor Agatha no puede realzar exorcismos. Esta completamente prohibido por el Vaticano. Si llegaran a enterarse no escomulgarian a todas las hermanas del convento.
- Estamos dispuestas a.......realizar un pequeño......donativo.- Contestó Rita P.
- ¿Como de pequeño?.- Preguntó Sor Alfonsina.
- Veinte mil.
- ¿Euros?
- Pues claro, que van a ser veinte mil zapatos de Prada !!!.- Rita P penso que esa señora madre superiora o abadesa o lo que fuera era un poco torpe.
- Venga inmediatamente. La esperamos.- Contestó La madre superiora Sor Alfonsina pensando que con ese dinero podría restaurar los frescos de la iglesia que tan estropeados estaban.
Rita P y todas sus amigas junto a Boris Porquicia que conducia el Hammer color rosa fucsia, recorrian el camino hacia el convento. Eran las dos y media de la madrugada. Las chicas iban vestidas como si de una recepción se tratase. Pamelas, guantes, abrigos de pieles varias, bolsos diversas marcas, alla ellas con sus gustos. Margarita incluso siendo plena noche no renuncio a unas buenas gafas de sol de Valentino decia que le daba cierta intriga. Mary Joe las acompañaba medio dormida de pura pereza esperando una nueva estupidez de su madre por salvarla de (no sabia esactamente que).
Las recibieron en la puerta trasera del convento. Todo muy en secreto las llevaron a la parte de los dormitorios de las monjas, un pasillo largo y ancho de muros de piedra, hacía un frio espantoso y comenzó a llover como si nunca lo hubiera hecho.
La luz del pasillo era apenas inexistente. La Madre superiora les dijo a las visitantes tan "astractas" que Sor Agatha había accedido a realizar lo que estuviera en sus manos para ayudar por primera vez sin necesidad de utilizar lo que para ella era su "terrible Don" del cual había jurado no volver a utilizarlo bao ningun concepto, así que la madre superiora se vio en la necesidad de aceptar aquella pequeña locura por no llamarla estupidez de aquellas excentricas millonarias, pues Sor Agatha no volveria jamás a la penitenciaria "El Corral Del Vicio" y el convento no solo podria sobre vivir a base de la confección de dulces, por muy azucarados y deliciosos que fueran.
Frente a la celda de Sor Agatha las hermanas acendosas habian preparado sillones para recibir a las extrañas y locas invitadas, así como un pequeño "tente en pié" a base de anis y dulces de Santa Mónica rellenos de una deliciosa crema.
- Ustedes esperaran aquí mientras Sor Agatha y Mar Joe se van conociendo.- Contesto la madre superiora Sor Alfonsina.
- Maravilloso !.- Contesto Margarita Rotenberger.- Solo que hace un pelin de frio, pero el anis nos hará entrar en calor.- Cuando lo dijo ya llevaba dos copas.
Mary Joe abrió la puerta de la celda de Sor Agatha lentamente. La habitaci´n estaba casi en penumbra, hacia frio, un frio seco. Al final de la habitación se encontraba sentada Sor Agatha la cual al ver a la joven se levantó inmediatamente.
- Buenas noches. Mi nombre es Sor Agatha y tu debes de ser Mary Joe.
- Si señora.
- Por favor no me llames señora. Llámame simplemente Agatha.
- Ok.- Contesto secamente Mary Joe.
- Me han informado de lo que te sucede y de que creen que estas poseida por el maligno.
- Eso es lo que dice mi madre.- Contesto Mary Joe levantando las manos como diciendo ( a mi no me mires).
- Bien querida. ¿Puedes sentarte en la cama un momento?.
Mary Joe se dejó caer sobre la cama, estaba dura como una piedra.
- Ahora rezaré en silencio y trataré de hacer a florecer ese ser maligno que dice tienes dentro.
- Ok.- Contesto nuevamente Mary Joe.
Sor Agatha miraba a la joven chica tendida sobre la cama. Sus ojos grandes y azules, sus labios carnosos, su tez pálida y ese pelo tan hermoso y sedoso color negro. Era una belleza. Los pechos de la joven eran turgentes, pechos llenos de deseo. Su cuerpo era escultural debajo de esas prendas todas tan negras y ese maquillaje tan acentuado, si eso, seria un verdadero Ängel.
Mary Joe miraba a Sor Agatha. Era una Joven poco mayor que ella era tan guapa que si no fuese por la situación, allí mismo le haria el amor.
- Parece ser que no sucede nada.- comento Sor Agatha. No creo que esto sea cosa de Satanás. Yo creo que es cosa de chicas de hoy en día. La vida se ha vuelto tan compleja que aveces se nos atraviesa como una flecha.
- Como la flecha de cupido que me acaba de atravesar el corazón Agatha.- Contestó Mary Joe.
Las dos jovenes se miraron en silencio y poco a poco fueron uniendo sus cabezas hasta alcanzar la una de la otra sus labios.
Minutos depues se encontraban desnudas sobre aquella dura cama. Se frotaban los pechos, se lamian como si se tratasen sus cuerpos de dulces caramelos. Mientras en la sala de espera situada provisionalmente en el pasillo comentaban que ya había empezado el exorcismo por los gemidos de agonia.
- La pobre.- Dijo mi abuela La Duquesa Del Pepinillo.
- Dios mio, ayuda a mi hija, te lo pido desde lo as profundo de mi corazón.- Comentó Rita P despues de haberse zampados nas cuantas copas de anis a palo seco.
- Sabes una cosa Macarena.- Se dirigio a mi Margarita Rotenberger.- El otro día Maria Teresa Bosques me recomendo una novela que decía ser lo más "In" entre la alta sociedad y que toda dama que se prestase deberia de leerla. La Divina Comedia de un tal Dante. Te puedes creen que yo incahuta acudi rauda porque tu ya sabes que soy muy de comedia y resulta que no es una comedia !!!! Macarena, no era una comedia !!. Es una cosa muy rara sobre el infierno y el cielo y un tal Dante que esta loco de amor y sufre muchísimo el pobre. Pues coño que se tome Prozac como hacemos todas. Estos escritores nuevos de hoy en día!!!.
Comprenderan que algunas veces cuando hablas con Margarita te entra una necesidad espantosa de abofetearla.
Los gemidos continuaban cada vez mas intensos y salvajes. La chicas fuera rezaban el padre nuestro y el ave maría. Como Margarita no era muy de misa ella entonaba la canción de David Bisbal..."Ave María, cuando seras mia".
Mientras en la celda de Sor Agatha las dos chicas disfrutaban de sexo salvaje, de un deseo contenido desde hacía mucho tiempo. Para un la confrmación de su orientación sexual, para la otra un descubrimiento de que Jesús y el amor estaba en todas partes y que podía amar a cualquier semejante a corazón abierto.
Sor Agatha besaba apasionadamente a Mary Joe. Esta a su vez comenzó a manifestar espasmos y a Sor Agatha no le parecieron de placer. Cuando quiso darse cuenta Mary Joe estaba Levitando sobre la cama y sus ojos eran completamente blancos. Hablaba en un dialecto extraño, una mezcla de Latin e Italiano. El crucifijo de la celda de Sor Agatha salió disparado hacia la puerta. La silla, la mesita, todo mueble se levanto unos palmos del suelo. En un intento de desesperación y muy asustada Sor Agatha pensó en utilizar su "Don", así que acercó su vulva a los labios de Mary Joe y dijo.
- Oh Maligno. Hijo de las tieneblas. Deja en paz a esta criatura de Dios y bésame el potorro.
Mary Joe o quien estuviese dentro de ella se acercó a la bulba de Sor Agatha y la beso frenéticamente. Al instante todo cesó y un olor a rosas inpregnó toda la habitación.
- ¿Y esos ruidos?. ¿Esos Golpes?.- Preguntó Margarita.- Satanás está tras esa puerta. Rita P qué hija más propensa a coger enfermedades tienes !!!.- Exclamó como compadeciendo a la pobre madre sufridora.
- Por Dios qué ruidos más de ultratumba, más demoníacos. Mi hija, mi pobre hija, casta, pura e inocente.- dijo Rita P animandonos a que siguiesemos rezando con fervor.
Todas lo hicimos menos Margarita que ya llevaba una botella de anisete y se puso hacer yoga con unas posturas que seguramente se había inventado la propia.
- Esto alejará al maligno.- Dijo Margarita con las piernas cruzadas y los brazos al rededor del cuello en una postura increible de realizar.
Las monjas acudieron al oir los gritos. En ese mismo instante con todas las presentes allí esperando en el corredor de piedra, la puerta se abrió.
Salieron de ella Sor Agatha y Mary Joe cojidas de la mano. Se besaron dulcemente y se fundieron en un abrazo.
- Amor mío.- Dijo Mary Joe.
- Siempre te cuidaré "mon amour" .- Contestó Sor Agatha.
Todas, incluso las monjas las que más, nos quedamos un poco sorprendidas. Nadie sabia ni supo lo que había ocurrido tras aquella celda del convento.
Esa noche regresamos a Madrid con una ocupante más en la gran limusina. Sor Agatha se despidió del convento dejando el hábito y tomado de su pequeño armario una ropa muy usada de tiempos pasados y un sombre de lana.
Antes de salir, la madre superiora Alfonsina comentó que eso no podría ser. Que no podía marcharse así de repente. Que ella estaba designada para hacer el bien en la entre la humanidad.
- ¿Cómo?. ¿Follando presidiarios?
Sor Agatha tomo de las manos a Mary Joe y salieron del conento.
- Tu te debes a JesuCristo.- Gritó Sor Alnfonsina al borde de la histeria viendo como su fuente de ingresos desaparecía en la oscuridad de la noche, bajando el camino que la llevaba a otro lugar a otro mundo nuevo.
Mi abuela La Duquesa Del Pepinillo Siempre Tieso Martinez De Espumosa Batida, de los Batida de toda la vida se acercó a sor Alnfonsina, la tomo dulcemente del brazo, la arropó como hacen las abuelas con sus nietos más queridos, La Duquesa sabia el miedo que tenia Sor Alfonsina ante el futuro que le esperaba al convento, y le dijo, despacio, cerca del oido.
- Madre superiora. Sor Agatha ya tiene su JesuCristo Personal.