Paseábamos
por la Gran Vía mi amiga número 67 Margarita Rotenberger De Stradivarius Osvaldo
Fuencarrada De Todos Los Santos y yo en la limusina de susodicha.
Hablábamos por nuestros iPhone´s sin dejar de sonreír incluso carcajear
de vez en cuando, era muy obvio que hablábamos con nuestros
"amantes". El de Margarita Stradivarius Osvaldo era su
nuevo chófer que por muy raro que pareciese era el mismo que en aquellos
momentos conducía la limusina.
- ¡Oye guapa! - Dije retirando un segundo mi teléfono del pabellón auditivo. - Deja de hablar por el móvil que nos vamos a estampar contra La Cibeles.
-
!Oye tú¡. Guapa. Mi Camilo José es un gran piloto y está al cien por cien
en sus menesteres. O no ves como toma las curvas que parece que ha
estado toda su vida tomando curvas. Curvas de rally´s.
- Pero Margarita es que le dices unas cosas tan sexuales que el pobre se va a equivocar de palanca de cambio.
- Tú continua con tu amante jardinero y ruego no te entrometas en los placeres sexuales de nadie.
Margarita continuó hablando con el chófer de la limusina a carcajada limpia.
- Si Camilito mío. Jajajajajaja. Te lo voy a dar todo todo y todo. En bandeja de plata por supuesto.
-
Stop. Gritó repentinamente Margarita. La limusina paró rápidamente en
seco. Nuestras pamelas "Versace" salieron disparadas hacia el cristal y mi cuello
de garras de astracan casi logra asfixiarme.
-
¿Margarita que sucede?. ¡¡Pero no ves que acabas casi de provocar un
accidente!!. Bueno ese señor que se levanta del suelo te lo podría confirmar.
- Ains!!! no seas lerda. Además, mira!.
Bajamos
el cristal tintado de la limusina muy lentamente. Se pudo oir el sonido del
motorcillo que lo hacía bajar. Pudimos ver a simple vista lo que parecía
una cola de espera, donde la gente aburrida y con desidia aguardaban su turno.
- Mira querida !!!. Una tremenda cola de gente !!. ¿Qué será?. ¿Por qué esperan ahí quietos como maniquiessss?. Macarena esto me huele muy mal.
- Pues hija no sé a mi no me viene el tufillo, ¿a ver?. Olisqueé el viento. Yo solo huelo a Gucci. Contesté.
-
Tu hazme caso. Aquí hay gato encerrado. Tanta gente esperando en cola
sólo lo recuerdo cuando hubo grandes rebajas de Yves Sant Laurent. Allá
por los años ochenta se produjo una bajada de ventas radical de
nuestros queridos y grandes diseñadores, Laurent, Gucci, Prada, e
incluso Chanel. Las tiendas rebajaron sus prendras un 50%.
¿Sabes que gran parte del vestuario de muchas de nuestras
queridísimas amigas salieron de aquella caída de la moda?. Si hija como
lo oyes. Duquesas, Baronesas, esposas de afamados multimillonarios e
incluso alguna que otra "working girl" de esas de la televisión como la
grandísima AR, Aurora Robustiana de Tele Six.
Efectivamente la fila era inmensa pues rodeaba toda una manzana y se perdía de vista allá a lo lejos.
- ¿Tú crees
que esto puede ser algo parecido a eso que cuentas tan absurdo de la crisis de la moda?. Pregunté en voz baja
mientras mirábamos cómodamente sentadas desde nuestra flamante
limusina.
-
No me cabe duda Macarena. Afirmó misteriosa Margarita Rotenberger De Stradivarius Osvaldo
Fuencarrada De Todos Los Santos, retirando de sus ojos azules las gafas de sol extremadamente negras de Dolce & Gabbana.
- Esto es la gran caída de la moda siglo veintiuno.
- Esto es la gran caída de la moda siglo veintiuno.
Miró
de izquierda a derecha. Humedeció su dedo y lo alzó al viento. Olisqueó
como perro sabueso. Introdujo su cabeza en la limusina, cosa que le
costó sin hacer caer su gran pamela de plumas de "Velociraptor".
- Macarena, guapa, aquí hay PRADA. Afirmó rotunda a la vez que sus tremendos ojos azules se entrecerraron en señal de sospecha e intriga.