Mila Jorovovich es mi querida ama de llaves, asistente personal, cocinera, confidente de malos royos (los buenos me los guardo para mí misma) les cuentos sólo los malos para estresarla me lo recomienda mucho mi psicologa Estrellita Chévere.
Mila Es una gitana rumana muy salerosa, diríase que nació en el barrio sevillano de triana. Tiene problemas con la bebida, le gusta el vino tinto. Es una fumadora compulsiva, adicta a las benzodiacepinas (no tengo idea quien será su referencia) y bollera. Algunas personas prefieren utilizar la palabra lesbiana, pero a mi personalmente lesbiana me parece una palabra tan "Parapsicometafísica". La conocí en uno de mis viajes sin sentido, un ir por ir a cualquier parte. Un moverse del palacete por moverse. Un asistir a un lugar por el mero placer de asistir. Un viaje de equipaje ligero de esos que sólo llevas lo imprescindible, cinco maletas y dos armarios empotrados (son tremendamente dificiles de facturar en el aeropuerto).
Fué en la ciudad de Praga en una visita turística para conocer la imagen del Niño Jesús y el Puente de Carlos. Recuerdo que iba acompañada por la Duquesa Alfonsa De Cirios Candentes estrenando nuevo luto de su quinto esposo el Duque De Cirios. De la periodista del corazón Karmele Chochinante muy afectada por la demanda que le puso la mujer del modisto Pupi Lestrada, por decir que el susodicho tenía tendencias a vestir de miriñaque y que parte del dinero de sus colecciones pasaba a engrosar las cuentas de varios chaperos de Madrid. Y de cinco amigas que ahora han pasado a ser mis enemigas porque un día en una recepción que organizó María Teresa Bosques en la embajada francesa, se atrevierón a criticar mi modelo de Yves Sant Laurent por ser un pelín llamativo (yo opino que era pura envidia porque más de una iba de Zara con alguna que otra joya prestada).
Recuerdo perfectamente el día que conocía a Mila Jorovovich. Entraba yo al hotel Kings Court un pelin achispada por el champagne que temamos en la cena de 500 euros botella, (sólo cinco para que no nos llamaran despilfarradoras). Cuando una vez ya en mi suite escuché como unos arañazos que provenían del saloncito estilo Luis (no sé cuantos), ya saben un número de esos tan complicados de los romanos de las italias. Si, ya saben! eso de palito más palito es once en español.
Aquellos extraños arañazos salian de uno de mis baúles de viaje. Presté atención (reconozco que me gusta un misterio). Me acerqué lentamente. Oí un golpe y una voz como de ultratumba pedia socorror en ingles.
- Help!! Help!! Help me!!!
Abrí el baúl y allí cayo en el suelo enmoquetado de color fucsia Mila Jorovovich.
- Señorrrita. Ayúdeme. Extendió su mano hacia mi, lastimera. Semidesnuda (del verbo en cueros), soyozando dijo: He conseguido escapar !!!. Y se desmayó (del verbo borracha).