viernes, 4 de octubre de 2013

DESCARADAMENTE ROTEMBERGER. ¿Quién Es Esa Chica?.

MAS ES MAS
Aunque las "fhasionistas" urbanas de pacotilla o nuevas ricas sin estilo crean a pies juntillas que existe un centro donde CHANEL oferta sus trajes de temporadas pasadas, os puedo asegurar que es absolutamente falso.
Por aquellos años Boris Porquícia era mi manager assistant. Estaba novio con un escritor 18 años mayor que Boris, de el cual no se le conocía trabajo alguno, solo su primer y único libro que publicó una editorial desconocida e independiente de New York. El libro versaba sobre el clítoris de la mujer como símbolo del falo masculino reducido y oprimido por el machismo. Algo confuso e inconcreto que hacia que el lector se sumergiese en un laberinto de masturbaciones y placer anal homosexual, según Torcuato, el novio escritor de Boris, su libro otorgaba a la mujer el puesto que se merecía en la sociedad de hoy en día a través del ano del sexo masculino y la masturbación femenina en grupo. 
Todo aquello se me escapaba un poco de mi inconsciente y digo inconsciente porque jamas tuve consciente o para mejor entendimiento, era una inconsciente del verbo inconsistencia, referente a la incapacidad de retener las ganas de miccionar. Creo que me estoy haciendo un lío, pero bueno ya a estas alturas deberían saber que no soy una profesional del literato, solo una aficionada al chismorreo que se ve arrastrada por estos mundos de Internet a contar sus vivencias para a la vez darle sentido a las mismas, ya comienzo a liarme otra vez, liar que viene del verbo droga, pues lo "porreros" suelen utilizar dicho vocablo a menudo, "vamos a liarnos un porro" por un decir y para que ustedes entiendan.
Aquella mañana nos encontrábamos en la quinta avenida de New york actualizando mi fondo de armario. Y qué mejor lugar para actualizar un fondo de armario de una mujer de mundo y sofisticada que en CHANEL. Boris Porquícia que por aquellos años era mi manager assistant dijo que CHANEL no era lo último en tendencias, que ahora la mujer sofisticada apostaba por VALENTINO.
- ¿Tu crees?.- Le pregunté extrañada. De toda la vida de Dios, un CHANEL era símbolo inequívoco de estatus social de lo más "In". Pocas amigas se podían comprar un CHANEL de última temporada, eso si, fanfarroneaban de las cuentas en Suiza y de lo generosos que eran sus esposos cuando les realizaban sexo oral, cumplian ellos con caros vestidos, pero nunca caía en sus roperos un CHANEL de temporada, a lo sumo de dos o tres temporadas anteriores.
- Está bien.- Dije convencida.- Si tu que eres el experto dices que esta temporada lo que se lleva es VALENTINO, pues no se diga más.
Y así llegamos a la fabulosa y lujosa tienda de VALENTINO de la Quinta Avenida. Sus dependientas, la más tonta, tenía un master en marketing y sabían cómo vender el vestido más lujoso y caro por muy difícil de llevar que fuese. No todas tenemos un porte elegante como el mio, distinguido y sofisticado.

¿QUÉ DIABLOS?
(¿Quién Es Esa Chica?) 
Nada más entrar en la tienda, el novio de Boris, el Señor Torcuato expresó su malestar por pagar miles de dólares por un trozo de tela. Decía que con aquel dinero se podría publicar su nueva novela que llevaba dos años guardada en el cajón.
- Cariño la vida es así. Quien tiene dinero se lo gasta donde le da la real gana.- Contesté.
Una jovencísima chica rubia nos abrió la puerta y nos dio los buenos días con aquel espantoso acento neoyorquino. Nosotros desplegamos nuestro don de lenguas contestándole con un simple. Buenos Días en castellano para que se enterase que no solo la clase y estilo existía en New York. La dependienta ágil como gacela nos devolvió el saludo en un castellano perfecto.
- Buenos días. Están ustedes en su casa.
El señor Torcuato se quedó perplejo.
- Juraría que ese acepto es madrileño.
La joven rubia y dependienta sonrió levemente contestando que era del barrio de Móstoles, Madrid.
- !Cielos santo¡.- Exclamó Boris. Jamás hubiera pensado que una rubia y elegante señorita con su estilo fuese de Móstoles.
Al final de la tienda, decorada exquisitamente, se encontraba una joven que revolucionaba al resto de compañeras de la de Móstoles. Gritaba como una loca y a la vez reía como una esquizofrénica. Lanzaba a manos de las empleadas los vestidos que desechaba aludiendo que eran puros andrajos.
- Una ya no se puede fiar ni de VALENTINO. ¿Donde se marchó el glamour?.- Preguntó para ella misma.
De repente pudimos oír un gritito de la chica seguido de varias carcajadas.
- Esto, esto es lo que estaba buscando. Lo vi en la última pasarela en Milán. ¿Me pone media docena de este modelo en todos los colores por favor?.
¿Quien era esa chica?. Estaba claro que era española. Su acento también de Madrid, parecía que aquella mañana estaba la Gran Vía madrileña en la tienda.
- Esto me produce arcadas.- Dijo el señor Torcuato poniéndose muy pesado con eso de gastar dinero en trapitos.
Se dirigió hacia la joven. Le dio unos golpecitos en el hombro para llamar su atención, Boris quería morir en aquellos instante, sin duda no era un novio, era un lastre para su carrera, pensó Boris mientras seguimos sus pasos hacia la joven desconocida.
La chica al notar que le tocaban el hombro, giró la cara. 
- No gracias no deseo café. Bueno quizás una buena copa de Jack Daniel´s. Y de se prisa estoy sedienta.- Contesto la desconocida continuando con la búsqueda de la prenda adecuada.
- Disculpe señorita. No soy dependiente de esta tienda. Solo quería expresar mi insatisfacción por el derroche consumista de algunas mujeres que parecen haber nacido para las compras compulsivas.- Sentenció el señor Torcuato. Nosotros llegamos en ese mismo instante.
La Joven miró  aquel viejo con pinta de trasnochado profesor  universitario de Harvard, Massachusetts. Luego dirigió su mirada a Boris y a mi. Una mirada como diciendo: "¿Vienen con el?. Acto seguido dejo sobre un mostrador de cristal Swarovki una blusa en color blanco perla con botones negro nacarados.
- ¿Y a este que le pasa?. ¿Le faltó oxigeno al nacer?. ¿Alguien le ha pedido su opinión?. Pedazo de carne con sombrero. Es típico de las viejas mariquitas tener esa envidia hacia chicas jóvenes y bellas como yo. ¿Sabe?. En el fondo le encantaría ir vestido por su casa con estos trapos como usted dice.


NO SIN MIS SUNGLASSES
Para enderezar la mala educación del señor Torcuato que ya me tenia nerviosa. Me presenté a la joven desconocida, eso si, sin quitarme las gafas de sol. Una dama de alta sociedad jamás se quita las gafas de sol ante una adversaria, y más aún si era del calibre de aquella descarada desconocida.
- Perdónelo señorita. Es cierto, es un viejo loco.- Miré a Torcuato.- Y efectivamente mariquita.- Volví a mirar a Torcuato.- Y debo darle toda la razón señorita. Estoy segura de que en su armario hay abrigos de astracán y sombreros de los años 50. Y de que viste en la intimidad imitando el glamour nato de su madre fallecida. ¿No es así Torcuato?.
- Macarena un respeto.- Dijo Boris en voz baja.
Miré a Boris con mirada incipiente, me acerqué al oído y le dije todo lo que pensaba.
- Este novio echará a perder tu prometedora carrera. Debes deshacerte de él inmediatamente. No te aporta nada, al contrario, te está robando tu arte y tu juventud. Por no mencionar lo tremendamente molesto que me resulta.- Me quedé mas ancha que pancha.
- Señorita. Mi nombre es Macarena Govanntes. Futura Marquesa de Govanntes. ¿Y usted es?.
- Mi nombre es Margarita Rotemberger Destradivarius De Todos Los Santos. Veo que somos de Madrid. ¿Y no hemos coincidido en ninguna recepción?. ¿Es extraño verdad?. Dos jovencísimas multimillonarias que no se han conocido en su ciudad y se conocen allende los mares.- Margarita hizo un gesto con la mano como quien desea divisar la costa desde un barco a lo lejos.
- Por Dios. Yo la mato.- Contesto por lo bajo el señor Torcuato.
- Pues no. No he tenido el placer de conocerla anteriormente.- Contesté.- Es usted sin duda bellisima.
- Gracias.- Contesto Margarita sonriendo y dejando caer ligeramente y sencilla a la vez la cabeza sobre un hombro.
De pronto pareció como si se hubiera acordado de algo y gritó descarada a una de las dependientas.
- !Y el traje de inmenso escote a la espalda de pura seda color agua estancada!. ¿Donde está?. No tengo todo el día. Por dios Santo una debe de estar en todo sino, te dejan aquí tirada abandonada como una colilla. Pero bueno imagino que tu ya lo sabrás.- Dijo refiriéndose a mi.


BOLLERAS DE CONCIENCIA
Aquel día a través de terceras personas descubrí que Margarita Rotemberger sería una de mis mejores amigas. Las dos descubrimos por casualidad que estábamos hechas la una para la otra. Y que eramos lo que dentro de un club pequeño selecto y distinguido, veníamos a llamarnos bolleras de conciencia.

Paso a explicar al lector que es una Bollera de Conciencia:

Allá por los años 80´s estaba muy en "vogue" ser feminista. Era lo más de lo más. El más alto nivel que una mujer podría llegar a alcanzar. El acto de ser una mujer liberada del yugo del machismo. Una mujer feminista era lo más moderno que podía ser una en unos tiempos donde encasillarse era el primer objetivo de las personas. Todos querían pertenecer a un grupo social, todos quería identificarse bien a través de la ropa, las llamadas tribus urbanas que pulularon por los 80´s, bien perteneciendo a un club social. El caso era estar etiquetado. Todo lo contrario de hoy en día. Hoy nadie quiere etiquetas, bueno, solo los clasistas.
Bien prosigo pues tiendo a perderme en el mundo de la expresión literata, del verbo literatus que viene del verbo proscrito, del sustantivo criminal. Creo que he vuelto a conjuntar mal los verbos. ¿O es conjugar los verbos?.
A principios de los 90´s hubo un movimiento social muy reducido entre la alta sociedad Madrileña. Jóvenes mujeres que seguían dependiendo de hombres de grandes fortunas. Un día mi abuela La Duquesa Del Pepinillo, siempre a la última en las modas sociales, reunió a varias jovencitas de la alta sociedad las cuales seguían bajo el yugo del marido opresor que les negaba trajes y joyas sin explicación alguna teniendo que asistir a reuniones en las embajadas con un triste Yves Sant Laurent (por todas sabido que es el más barato de los diseñadores).
Mi abuela propuso el termino: BOLLERAS DE CONCIENCIA. Esto quería decir que las mujeres tenían que unir fuerzas y lazos entre ellas, ayudarse en todo lo posible. Si alguna sabía del secreto del marido de otra, esta debería contárselo a la susodicha. El truco estaba en desvelar los secretos más intimos de sus maridos y chantajearlos. Puede que esto no suene bien pero la mujer tiene y debe defenderse con todas sus armas contra el machismo que gobierna el mundo.
Así que una BOLLERA DE CONCIENCIA es una mujer que cuida de otra por algún beneficio. Ya había terminado la década del feminismo, era hora de las BOLLERAS DE CONCIENCIA.

!ALARMA¡. CON URGENCIA SE NECESITA BOLLERA DE CONCIENCIA.
Nos encontrábamos Margarita Rotemberger y yo sumergidas en una profunda e interesantísima conversión sobre si el color berenjena sería la última moda o por el contrario se impondría el negro y oro. Al final de la tienda de VALENTINO, en la Quinta Avenida de New York, se encontraba un matrimonio. 
La mujer de pelo rubio y de rasgos suaves con estilo lo suficientemente elegante como para pertenecer a mi club de mejores amigas. Estaba llorando a moco tendido. Su marido no dejaba de acosarla verbalmente con ejemplos tales como: (Ese modelito tiene demasiado estilo para ti). (No vales nada sin mi dinero). (No debí casarme contigo). (¿Puedes hacer el favor de no llamar tanto la atención?). Y así todo el rato. La chica estaba en un estado de nervios insoportable. A cada ataque verbal de su marido ella lloraba más y más y cuando este le decía que parase, más lloraba la pobre.
Margarita Rotemberger me miró muy seriamente a la cara, directa a los ojos.
- ¿Has oído hablar alguna vez del movimiento BOLLERAS DE CONCIENCIA?.- Me preguntó.
Yo no puede evitar soltar una carcajada. ¿Cómo era posible que el movimiento que había creado mi abuela aún permaneciera intacto?. Y por lo que podría deducir a la orden del día.
- No te lo vas a creer. Mi abuela la Duquesa Del Pepinillo Siempre Tieso Martínez De Espumosa.
- !Cielo santo¡, ¿De Los Espumosa de toda la vida?.- Contesto Margarita asombrada, del verbo sombrilla. (Aclaro estos términos para que ustedes no pierdan el hilo de la narración u o chismorreo).
- Si la misma.- Contesté.- Fue ella quien invento ese concepto. Yo soy una BOLLERA DE CONCIENCIA.- Afirmé tajantemente.
Margarita sonrió extasiada. Había encontrado como se suele decir la horma de su zapa de PRADA, osea, yo. Y yo había encontrado en Margarita una mujer lo suficientemente valiente como para casarse cinco veces con cinco maridos que superaban los 80 años y manifestar abiertamente que lo había hecho por dinero. (Debería de ser un trabajo. Incluso estoy pensando en mandar un fax al Ministerio de La Seguridad Social para que me den de alta como autónoma).
Margarita Rotemberger jamás me fallaría. Era clara, concisa y sincera. No se podía pedir más.
- ¿Puedes ver a esa chica que no deja de llorar porque el cabrón de su marido la acosa verbalmente?.- Me preguntó.
- Si. Es espantoso. De buena gana iría ahora mismo y le daría de hostias hasta que cayese al suelo.- Contesté.
- ¿Y quien nos lo impide?.- Contesto Margarita con una pregunta directa. 
Era cierto, ¿quien diablos me impedía partirle la boca a aquel mal nacido?.
- Dime. ¿Me ayudaras?.- Pregunto Margarita en un tono entre la suplica y el descaro.
No lo pensé, salió solo, espontáneo, natural.
- Si, te ayudaré.
- Júramelo por Helena Rubinstein.
- Te lo juro por Helena Rubinstein. Por Clinic, Shiseido o CoCo Chanel.


AND ACTION !!! 
Nos acercamos a la pareja muy resueltas las dos. Miramos a la mujer con esa mirada cómplice que solo una mujer y bollera de conciencia saber poner. Entre cerrando los ojos sonriendo, moviendo ligeramente la nariz, abriendo los labios sutilmente para dejar ver mejor el rouge Chanel, para que brille.
- Disculpe. No hemos podido dejar de observarles desde la otra esquina de la tienda y tengo que decirles que están formando un espectáculo. Por supuesto nada tiene que ver con la ¿Señora?.- Preguntó Margarita a la mujer que con lágrimas en los ojos le contestó.
- Me llamo Eloisa. Eloisa Waterwather. Y este es mi esposo. Julien Jhonson Jacob´s.- Retiró la mirada de su marido y la fijo en el suelo. Quizás avergonzada de que le hubiesen llamado la atención por sus lloros.
- Cariño. No es por ti por lo que hemos venido a llamar la atención.- Dije levantándole la cara con la ayuda de mi mano, ligeramente en un acto casi imperceptible.
- ¿Entonces?.- Preguntó Eloisa con cara de no entender nada. Se ve que años de mal trato psicológico la habían hecho creer que ella era la culpable de todo.
- Estamos aquí por el cerdo de tu marido.- Contestó Margarita.
Julien se acercó hacia Margarita. Aunque las distancias eran cortas él se acercó más. Rotemberger estaba muy acostumbrada a aquel tipo de hombre y sonrió cuando lo tuvo justo delante de sus narices.
- Si usted. Un jodido y puerco maltratador de mujeres.
- Cómo se atreve a insultarme de esa manera.- Contestó Julien. Esta cazurra arruina cualquier cosa. La he traído aquí, a VALENTINO, nada más y nada menos para ponerla un poco decente para la cena en la embajada Española que tenemos esta noche. Y no es capaz de conjuntar o elegir un vestido con clase. ¿Pero cómo se me ocurre que tenga clase?.- Se preguntó a sí mismo el señor Julien.
- Ahora mismo le abofetearía la cara hasta quedarme sin huellas dactilares. Pero temo se me parta una uña, eso sería una catástrofe, dejar una uña tirada en el suelo de mármol travertino de esta lujosa tienda.- Contesté infringiendo un tono de voz seguro.
- El dinero es mio.- Contestó Eloisa.
-¿Cómo?.- Pregunto Margarita Rotemberger totalmente extasiada.- ¿Que este hijo de la gran puta te maltrata y el dinero es tuyo?. ¿Por qué lo permites?. Tu vales mucho querida Eloisa. Tienes ese glamour innato que pocas chicas tienen y matarían por el. ¿Verdad Macarena?.
- No comprendemos Eloisa. Si la fortuna es tuya. ¿Porqué permites que te maltrate?.- Contesté esta vez en un tono pacifico y comprensivo.
- Márchense ahora mismo o llamo a la policía.- contestó el marido.
- ¿A la policía?, Ja.- Mi nuevo marido es el nuevo director de la policía de New York City. Inténtelo y acabará inmediatamente en la cárcel.- Contestó Margarita. A mi me extrañó mucho pues no era margarita mujer de casarse con hombres de tan poco rango.
- Eloisa. Venga con nosotras esta noche a la embajada Española. Nosotras también estamos invitadas. Siempre nos invita a cualquier fiesta, sea en Madrid, New York o Pekín.
La mujer levantó la cara. Dejó de llorar. Nos miró a Margarita y a mi y luego dirijo una fría mirada a su marido.
- Llevo años soportando tus maltratos verbales. No me has pegado nunca porque sabes que mi padre no lo permitiría jamas y te dejaría en el paro. Terminaría contigo de un plumazo. Pero ya es hora de terminar con todo esto. Ya es hora de ser una....¿Como se dice?.- Nos pregunto.
Margarita y yo contestamos muy serias ambas a la vez.
- Bolleras de Conciencia.
- Pues eso. Ya es hora de ser una bollera de conciencia y mirar más por mi. Aquí el único paleto sin estilo eres tú. Te casastes conmigo por los negocios de mi padre. Eras un chico vulgar de pueblo, vulgar, tremendamente vulgar. Adquiristes un poco de refinamieno de mi exquisita educación...
- ¿En colegio privado de Suiza?.- Preguntó Margarita. Aquello se había convertido en toda una escena de culebrón venezolano.
- De lo más Suizo.- Contestó Eloisa.
- Ya decía yo. Ese porte, ese caminar con zapatos de tacón de veinte centímetros. No podría ser de otra manera.- Dijo Margarita sin dirigirse a nadie en particular.
Eloisa se acercó a su marido y en medio de la tienda que por el horario estaba casi masificada de señoras de alta sociedad, tomó con su mano las partes intimas de Julien su marido y las apretó con fuerza.
- Ya no más. Nunca Más.- A Julien se le congestiono la cara. Margarita y yo tuvimos que girar la cabeza para ver la mueca de dolor del marido de Eloisa.
Julien se quedó solo. Las tres nuevas amigas nos dirigíamos a la puerta. Margarita Rotemberger volvió hacia donde se encontraba Julien con cara de bobalicón.
- ¿Sabe ese señor de sombrero que está al final de la tienda. Aquel que va acompañado por el estrafalario rubio que se le parece a David Bowie?. Pues ha dicho de usted que es un afeminado. Que se le nota la pluma a la legua y que por eso maltrata a su mujer. ¿Sabe?, quizás este de acuerdo con él.
Margarita se retiro y nos acompañó hasta la salida donde nos esperaba su limusina.
Mientras en la tienda Julien se acercó hacia el señor Torcuato como un toro de Osborne y le pegó un puñetazo que le hizo saltar dos muelas.
Desde la calle podíamos oír cómo gritaba el señor Torcuato. Margarita Rotemberger sonrió llena de felicidad antes de entrar en la limusina.
- Se lo merecen por misóginos.
Cerró la puerta de la limusina y esta se puso en marcha.




"No hay nada más despreciable en el hombre que maltratar a una mujer. Deberían ser juzgado y encerrados por el resto de sus días.
No se puede vivir con miedo.
En España hay miles de mujeres maltratadas por sus maridos tanto física como psicológicamente.
Todos conocemos de cerca uno de estos casos
y no hacemos NADA para evitarlo.
DENUNCIA"
Teléfono para denunciar (no aparecerá en la factura del teléfono 016 (Para España)
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